
Salimos de Punta del Este convencidos de dos cosas. Primero, que nuestra visita fue en una de las peores épocas del año para poder disfrutar esta linda ciudad de la que nos llevábamos un recuerdo frío, nublado, desdibujado. Ojalá algún día podamos regresar.
Y segundo: sin duda era una zona reservada en buena parte, para las celebridades. Era un ícono mundial de verano y glamour, donde no era extraño que se hablara de millones de dólares con naturalidad. Nosotros, en cambio, ajenos a semejantes cifras, habíamos construido recuerdos imborrables con millones de sonrisas, kilómetros de alegrías y la seguridad de saber qué tan solo con una mirada cómplice, estamos seguros, tranquilos y felices.

Condujimos por la costanera que discurría junto a un “tapete” verde, muy verde, hasta que llegamos a José Ignacio, una pequeña península que se interna en el mar. El ícono de este lugar es El Faro que lleva su nombre.

En este sector de José Ignacio existe una zona de chacras o fincas de veraneo con lujosa infraestructura y bonitos paisajes. Más tarde, ingresamos al departamento de Rocha y el primer sitio que visitamos fue La Paloma. Es uno de los balnearios más visitados en Uruguay. Está enclavado en pleno Océano Atlántico y tiene varios tipos de playas para todos los gustos, desde las tranquilas como bahía Chica hasta las de gran oleaje como la Aguada y La Pedrera, imposibles de visitar en estas condiciones climáticas.

Llegamos a Rocha y el primer sitio que visitamos fue La Paloma, por su belleza, su popularidad en uno de los balnearios más visitados aquí. Enclavado en pleno Océano Atlántico y tiene varios tipos de playas para todos los gustos, desde las serenas como bahía Chica hasta las de gran oleaje como la Aguada y La Pedrera. En los meses de invierno, pueden verse ejemplares de la ballena Franca Austral.

Una visita típica aquí en La Paloma, era visitar el Faro Cabo Santa María, construido a raíz de la gran cantidad de naufragios que se sucedían en la zona. Se suponía que era de visita todos los días del año, pero nosotros lo encontramos cerrado. Y con candado 🙂

Al terminar este departamento, inicia Maldonado. Están unidos por un puente en forma circular que está sobre la Laguna Garzón cerca a la desembocadura del océano Atlántico. Es una construcción innovadora en forma de anillo que permite el libre intercambio de agua y el uso de embarcaciones.

El puente tenía pasarelas peatonales, de manera que estacionamos para mirar, además de la obra, el paisaje que se abría ante nuestros ojos.

Nuestro destino final para el día de hoy era Cabo Polonio, pero por la hora nos ubicamos cerca, en un camping en Barra de Valizas, una muy pequeña y sencilla población que está entre unas dunas enormes y el arroyo Valizas. Es el hogar de pescadores artesanales y viajeros en busca de serenidad.

Cuando llegamos al camping Lucky Valizas lo primero que revisamos fueron las duchas. ¡Que sí! Sí tenían un adorable chorro de agua caliente que usamos de inmediato para entrar en calor y alejar el recuerdo de tres días sin usarla. La primera noche, Paulo un brasileño que hablaba portuñol preparó un ceviche con un pescado que compramos en el muelle de pescadores y compartimos con Flavio, viajero francés que llegó al hotel. Luego de la cena, conversamos animadamente de rutas, experiencias viajeras, mezclando idiomas que con ayuda de buenos vinos, facilitaban la comprensión. Pasadas las doce de la noche, nos retiramos a descansar.
Aquí hicimos una parada de tres días para organizar nuestras cosas y actualizar nuestra vida digital. También para planear nuestra visita al cabo y encontramos que desde aquí, era posible llegar caminando por 3 circuitos: de dos, tres y cinco horas. Eso dependía si se caminaba por la costa o por entre las dunas. Cualquiera quedaba descartada por el viento helado. Así la opción B y la más común, era llegar a la puerta del cabo, que era la entrada oficial al Parque Nacional.
La mañana en que salíamos hacia Cabo Polonio, hicimos arepas colombianas para compartir. Ambos, el francés y el brasileño quedaron encantados con esa delicia culinaria de nuestra tierra.

Ya teníamos organizado muy bien el día porque sabíamos lo siguiente: al llegar se accede al estacionamiento del centro de interpretación, muy útil para entender la zona a visitar donde se paga un valor por día completo (U$ 7 para vehículos).

El parque abre desde las 8:30 hasta las 19:30 en verano. En estos días fríos de Agosto, las operaciones de abren sobre las 10:30 porque el flujo de visitantes es bajo. Las instalaciones están muy bien cuidadas y tenían los servicios sanitarios impecables y además, una cafetería que ofrecía bebidas y comidas ligeras.

Compramos los boletos de la 4×4 por un valor de U$6,30 por persona. Se trata de vehículos adaptados para moverse sobre dunas de arena, muy bien pensados para el turismo.

Un dato importante: en el cabo no hay cajeros. Es un sitio natural donde no hay red eléctrica, así que hay que llevar efectivo. Y está prohibida la entrada para mascotas.

El trayecto, de unos ocho kilómetros, discurre inicialmente sobre unas sinuosas dunas de arena que hacen que el motor se esfuerce al máximo, hasta llegar a la playa, tramo sin tantos sobresaltos como el anterior.

Este, mas que un sitio, es una experiencia muy natural. Cabo Polonio tiene extensas playas desérticas, dunas enormes, cayos habitados por una gran colonia de lobos marinos y sus casitas multicolores que no tienen ni tendido eléctrico ni agua potable. Tampoco hay automóviles, no llega la televisión y la señal de internet y celular, suele ser bastante mala. En lugar de calles, hay caminos que se atraviesan por aquí y por allá.

Viniendo de Punta del Este, el contraste era total. Lo práctico y lo sencillo, era el dominante aquí. La sensación de libertad era definitiva.
Estábamos caminando, cuando un tipo muy jovial, canasto en mano, iba ofreciendo un pan recién salido del horno. Conversamos unos minutos y no resistimos el exquisito aroma que emanaba así que compramos, aunque también queríamos ayudar. Estaba realmente delicioso.

El pueblito lucía vacío y los visitantes, escasos. Así que las actividades se reducían la pesca y suponemos que solo había trabajo para los que cuidaban el faro, que es el punto mas visible. Mientras caminábamos, se nos atravesó este aviso:

Y la vida es una oportunidad única que merece ser vivida a plenitud. Aquí nos estábamos dando gusto paseando por este colorido sitio, que por su conformación geográfica, pareciera que no quería ser habitado. Dunas por un lado, rocas por el otro y un mar violento en frente.


Cuando llegamos al faro, “descubrimos” la leyenda que cuenta que el barco “Nuestra Señora del Rosario, Señor de San José y las Ánimas” que partió desde España, golpeó el arrecife y al ser una embarcación de madera, quedó encallado. El capitán, de nombre Joseph Pollony fue el que dio su nombre a este lugar.


La zona rocosa del Cabo alberga el único asentamiento continental de lobo marino, y se ven muy cerca. Son animales enormes que llegan a pesar hasta 600 kilos.

Hay dos playas. La Calavera, al norte, da acceso directo a la zona hotelera y Playa Sur que es la menos ventosa, por donde acceden los 4×4 y donde se pueden ver los mejores atardeceres.


Dimos un recorrido completo. Casi todo estaba cerrado y a pesar que el sol al fin se había asomado, el viento era fuerte y frío. Así que decidimos no ver el atardecer y emprendimos el camino de regreso.

Llegamos y nos conectamos a la red wifi. El viento en esta parte no pasaba de una agradable brisa, así que luego de preguntar si podíamos quedarnos en la noche, la encargada nos dijo que ya habíamos pagado el estacionamiento por 24 horas y que no había inconveniente alguno. Así que decidimos ver el atardecer aquí y dormir a bordo de la negrita.

¿Qué piensas de el contraste tan marcado entre los dos últimos destinos? Leeremos con atención tus comentarios.
Hasta nuestra próxima historia.
5 Comments On 107. Parque Nacional Cabo Polonio: una experiencia muy natural.
Raúl
El lugar parece muy bello, tanto C.Polonio como La Paloma, que me parece más amigable. Respecto al contraste con Punta del este sí claro es alto contraste, aunque ustedes veo que fueron fuera de temporada.
Por estos días hay muchos argentinos, como yo, que emprenden para esos lados. cansados de tanta inceridumbre aquí.en Argentina.
Asi fue, Raúl. Fuimos en época de frío. Estamos seguros que la incertidumbre finalmente acabará. Un abrazo
Sonia Serrano
Despues de leer las descripciones detalladas y ver las fotos de tantos lugares hermosos entiendo su empeño en viajar por el mundo parejita feliz!!!!
Asi es Sonia. Son experiencias de vida bellísimas. Un abrazo
Despues de leer las descripciones detalladas y ver las fotos de tantos lugares hermosos entiendo su empeño en viajar por el mundo parejita feliz!!!!