
Partimos desde Cochabamba hacia el parque Torotoro muy temprano en transporte público debido a la recomendaciones muy acertadas de Gustavo acerca del mal estado de la vía. Y mucha razón tenía porque en las 4 horas transitamos sobre una carretera de ripio en regular estado, atravesando paisajes muy bonitos que nos impactaron por sus formas tan diferentes a todo lo que hemos recorrido por nuestras rutas y en especial, los lechos secos de los ríos que impresionan por su gran tamaño con apenas un hilo de agua.
Tras una breve parada para tomar una bebida, seguimos el camino que como se ve en la foto, nos hace desear llegar pronto. Las formaciones rocosas son únicas y nos hace preguntarnos el porqué de esos discos de piedra, uno a continuación de otro y que pareciera más un diseño artístico que una creación natural.
La bella tonalidad del azul del cielo nos acompañó hasta nuestro destino, un pequeño pueblo turístico muy bonito que está dentro de una área protegida, en un hermoso valle situado en la frontera departamental de Potosí y Cochabamba. Con sus pequeñas calles pobladas con gente ataviada con sus atuendos típicos, muchos de ellos conversando en quechua y algunas mujeres cantando con voz muy aguda, hacen parte de la primera impresión.
Luego de almorzar, revisamos los hoteles para pasar los tres días y encontramos una excelente opción en El Edén. Hay una buena cantidad de actividades para realizar y decidimos iniciar hacia Ciudad de Itas, junto con otros turistas bolivianos y nuestro guía.
Hay que pagar un BOL 100 p.p. para ingresar al parque nacional y BOL 100 p.p. el tour. Emprendimos nuestra excursión hacia el noreste de Torotoro, a una hora del centro poblado, donde se inicia una caminata de una hora que nos lleva a una majestuosa serranía de rocas sedimentarias con laberintos pétreos que forman estrechas cavernas, extrañas formas de rocas erosionadas, pinturas rupestres.
Al descender se aprecian formaciones grandes que asemejan catedrales de piedra talladas por el viento y los años. Invertir de esta manera nuestro tiempo, es aumentar nuestra experiencia con la naturaleza. Entender que apenas existimos tan solo unos pocos instantes en este mundo que lleva milenios formando estas caprichosas formas y que ahora nos invita a recorrerlas, aumentando esta sensación irrenunciable de libertad y asombro.
A veces el sonido del viento era el único sonido que acompañaba nuestro descenso y lo hacía más especial, a veces interrumpido por nuestro simpático guía local que nos señalaba los nombres de las formaciones rocosas. Luego, a subir y a remontar lo recorrido, por el lado posterior de la ciudad hasta coronar la cima de este espléndido sitio, que recomendamos visitar. Los paisajes desde arriba aunque muy diferentes, son también muy bellos y es fácil compenetrarse, sentir y vivir esta experiencia diferente, sencilla como producto turístico pero grande en significado.
Al llegar sobre el final de la tarde fuimos a la plaza principal adornada con dinosaurios, dado que es una de las principales atracciones visitar sus huellas que abundan por todo el valle. Con una brisa fría estuvimos fantaseando con el pasado de la zona, su iglesia y la tranquilidad.
Al día siguiente luego de tomar un delicioso desayuno, contratamos los siguientes recorridos y salimos hacia las cavernas de Umajalanta a 8 kilómetros al oeste de Torotoro. A propósito, Roberto el dueño del hotel El Edén nos explica que Toro significa polvo en quechua, es decir, pueblo polvoriento. Hay no pocos nombres en esta parte de Bolivia que contienen dos palabras repetidas y unidas.
Nuestro guía nos explica que es una de las cavernas más grandes de Bolivia con aproximadamente 7 kilómetros, pero habilitados para el turismo solo unos metros. Los infaltables nombres para sus distintas formaciones de estalactitas y estalagmitas como la copa de Champán, el árbol de navidad, la virgen y el niño van matizando en medio de la oscuridad el recorrido, hasta llegar al pez ciego quienes tienen por morada pequeñas lagunas formadas en su interior.
Puede que existan muchas similitudes en este tipo de formaciones por los materiales, el método de crecimiento de las estalactitas, la dificultad del camino, pero cada vez que entramos dentro de una de estas, la adrenalina se activa en nuestros sistemas rescatando el espíritu aventurero que dota de emoción el recorrido. En especial, las lagunas naturales que hay en su interior sobre lecho de rocas que asemejan mármoles, es realmente diferente a todo lo que hemos conocido.
Al terminar tomamos el almuerzo y emprendimos nuestro segundo recorrido: las siete vueltas. Es uno de los yacimientos fósiles mas importantes de Bolivia con un interesante aunque dificultoso camino a pie que toma unas 3 horas que inicia en el ascenso a la cima de Wiliu, donde se pueden apreciar branquiópodos, cefalópodos y tallos de crimoides.
Este tipo de turismo tan básico de recorrer antiguos caminos y tener la posibilidad de disfrutar del paisaje sin necesidad de una gran infraestructura, marcan con un sello especial la orientación que le dan en Bolivia a sus tesoros naturales. Llegamos a la cima algo cansados aunque muy felices de estar justo sobre esas extrañas formaciones rocosas con una vista espléndida.
El nombre es este recorrido, 7 vueltas se debe a que al iniciar el descenso, hay que hacer 7 vueltas muy pronunciadas en el polvoriento y estrecho camino.
Al regresar al pueblo y en una tienda, había un grupo de personas cantando al son del charango, tomando cerveza y mascando coca. Pues nos instalamos a su lado y nos tomamos unas cervezas con el grupo. Hasta bailó Martha con uno de los nativos de la zona, quien la felicitó por su buen ritmo.
Nuestro último día iniciamos temprano las actividades, iniciando por las huellas de los dinosaurios. Según nuestras lecturas, en el Parque Nacional de ToroToro existen alrededor de 2.000 pisadas de dinosaurios, entre ellos los saurópodos, anquilosaurios, terópodos y dromeosáuridos.
Aquí se hace necesario usar todo el potencial de nuestra imaginación porque las huellas, unas en bajo relieve y otras en alto relieve, no alcanzan a hablar por si solas. Estas huellas se pueden encontrar por todo el valle del parque nacional, tienen una antigüedad de 80 a 82 millones de años aproximadamente corresponden al creático superior, según la forma de las pisadas se sabe que hubo al menos tres especies: el coelurosaurio (carnívoro), el sauropodo (herbívoros) y el anquilosaurio (herbívoro), las zonas más significativas donde se pueden encontrar estas huellas están ubicadas a 200 mts del pueblo en el cerro Waylles (cerro huellas) a un lado del río toro toro.
Nuestra última actividad, el cañón de Torotoro resultó ser la que nos gustó mas por su riqueza escénica y por una caminata muy agradable y amena. Al iniciar caminamos sobre el lecho del río Torotoro que estaba totalmente seco (también se pueden ver huellas de dinosaurio) pudiendo apreciar las formaciones que ha hecho el río en las piedras durante miles de años, formando un teatro natural al aire libre.
Más adelante hay caprichosas formaciones rocosas con puentes en piedra, enormes huecos y un corredor en piedra que es el lecho del río. Es una sensación extraña caminar por sobre estas rocas repletas de formas que desafían a la imaginación.
Y el premio grande es llegar al mirador del cañón. Es el cañón mas profundo de Bolivia y nos ofrece una impecable vista de este espectáculo natural.
Con un sendero muy bien trazado e infraestructura como la que vemos en la foto, hacen de este paraje algo realmente inolvidable. El mirador semi circular estratégicamente ubicado, nos ofrece una paisaje difícil de olvidar.
Es la sensación de libertad y tranquilidad coloreada por estas pintorescas montañas, un aire fresco las que imprimen en nuestro recuerdo un sello imborrable que llevaremos por siempre.
El sendero mas adelante conduce hacia unos escalones que con unas 1000 gradas, permiten acceder a la cascada el Vergel, nada fácil de recorrer. Nosotros preferimos sentarnos a disfrutar de la fresca brisa y el espectacular paisaje.
Al regresar al hotel, nos explicaron el baile del
Al regresar tomamos el transporte hacia Cochabamba donde pasaríamos la noche para seguir al día siguiente hasta nuestro próximo destino: Santa Cruz de la Sierra.
Hasta la próxima.
8 Comments On 55. Parque nacional Torotoro: una visita al pasado
Me encantó el colorido las rocas en fin todo precioso
Es un sitio realmente mágico que vale la pena visitar. Saludos
María Eugenia Jaramillo
Hola Martha y Felipe que belleza de paisajes y rocas cada cosa tiene su encanto, que colorido me encantan, esas rocas sus formas, coloridos y demás, que aventura más rica e interesante, un abrazo.
Un lugar encantador y único Maria Eugenia. Sigamos viajando y conociendo 🙂
Que bonito esas rocas impresionantes los esperamos con las siguientes publicaciones un beso
Gracias. Pronto estaremos de nuevo
Martha & Felipe, ya los estaba extrañando casi un mes de no tener noticias, cada vez más me sorprendo con tantos sitios maravillosos.que tiene nuestra Sur América, imaginables y únicos, les sigo deseando mucha salud para que cumplan todo su sueño un abrazo.
Hola! Estamos en La Serena, Chile, haciendo una merecida pausa y actualizando nuestro blog. Muchas gracias y un abrazo grande. 🙂