
La magia en la carretera Austral sigue y aumenta. Si llegaste aquí sin leer las recomendaciones y el primer tramo, haz click aquí.
Retomamos la RN 7 que avanza junto al mar. Frente se observa la isla Magdalena dentro del parque del mismo nombre para luego internarse bordeando el fiordo y río Queulat. Antes de tomar el desvío hacia puerto Cisnes, paramos a observar desde fuera el sendero del bosque encantado porque estaba cerrado. Fue una lástima ya que lo teníamos muy referenciado.
Más adelante observamos el salto del Cóndor con una caída de agua de poco más de 40 metros. Siguiendo está el desvío a puerto Cisnes que va bordeando todo el río Cisnes hasta el mar. Llovió todo el camino. Llegando buscamos un lugar donde almorzar y refugio para escapar de la lluvia.
Puerto Cisnes es un pueblo pequeño enclavado a los pies del cerro Guillermo. Realizamos el recorrido a pie por la costanera, iglesia Nuestra Señora del Trabajo (reconstruida por el padre Ronchi) y por último, hacia el mirador la Virgen de las Rosas desde donde pudimos apreciar este pueblito junto al mar.
El parque municipal lo usamos para estacionar y dormir a bordo de la negrita. Un sitio muy tranquilo y seguro.
Salimos hacia el cruce que sigue al sur por la austral. Destacamos la piedra del gato, una imponente formación rocosa que tiene un puente curvo desde donde vimos el río Cisnes.
Es una formación rocosa que demuestra el ingenio y el sacrificio en la construcción de esta carretera. Aún se pueden observar las cuerdas en las que los soldados trabajaron para dar forma a esta montaña.
Continuamos atravesando varios miradores sobre el río y llegamos a Villa Mañihuales. Estacionamos en el simpático parque Las Lavanderas que tiene obras en madera con representaciones de diferentes medios de transporte.
Nos detuvimos para conocer la localidad y luego de hacer unas compras preparamos nuestro almuerzo aprovechando las instalaciones del parque. Luego continuamos hacia Puerto Aysén con paisajes inolvidables.
Unos 13 kilómetros más adelante la carretera se divide. Una alternativa es continuar por Villa Ortega, de ripio que conduce a Coyahaique que es el trazado original en el que se pueden conocer otros sitios.
La otra opción es el camino que conecta con Puerto Aysén a través de la ruta CH 240 pavimentada que fue nuestra elección, en el cruce Viviana.
Puerto Aysén es la segunda localidad mas importante de la región y surgió como muelle de embarque de la empresa ganadera Sociedad Industrial de Aysén. Entre sus atractivos, el puente presidente Ibáñez, declarado monumento histórico.
Es el puente colgante mas grande de Chile. Vecino está Puerto Chacabuco, principal puerto de la región y desde donde zarpan los cruceros a la laguna San Rafael y a un sinfín de travesías por fiordos y canales. Esta basta geografía junto a los nevados, montañas y una exuberante y colorida vegetación, componen como un cuadro el impresionante paisaje del fin del mundo. Dimos una vuelta por Puerto Palos donde están las goletas. Es un sitio pintoresco y desde ahí por una carretera de ripio llegamos a Bahía Acantilada. Un paisaje solitario con caballos y montañas rocosas.
Tomamos la ruta hacia Coyahique nuestro próximo, destino por el camino turístico. El viejo puente de madera crujió bajo el peso de la negrita, a la vez que se meció. Abajo estaba el río Mañihuales y frente, paisajes, mucho verde y la mágica ruta que conduce hacia la aldea El Balseo.
Mas adelante retomamos la ruta pavimentada que corre junto a la rivera del río Simpson. Pasamos por la reserva nacional del mismo nombre. Quisimos entrar a conocer el tronco de Manío con sus anillos de crecimiento a la vista pero el guarda parque nos informó que ya no existía.
Más adelante está la cascada de La Virgen que cae formando un manto de agua. También apreciamos el salto del velo de la novia y caminamos hasta el borde para divisarla mejor. En la parte opuesta del río pudimos ver las pizarras, unas formaciones rocosas negras y blancas por donde discurren diferentes cascadas. Atravesamos el túnel Farrellón y luego paramos en el mirador intendente Luis Merchán González, con una espectacular vista de Coyahique.
Al llegar nos ubicamos en El Camping. Durante nuestra visita estaba atestado y en la puerta de entrada anunciaba “cerrado”. Entramos y conversamos con una atenta señora que nos dejó seguir porque dormir a bordo de la negrita si era posible. Así que nos instalamos y salimos a conocer el pueblo que tiene una plaza pentagonal creada para recordar la forma del escudo de Carabineros, muy agradable. Es considerada como el centro de comercio regional. Caminamos por varias de sus calles. Visitamos la Catedral, las calles comerciales que tienen un bonito estilo y decidimos almorzar en un restaurante muy agradable.
Un dolor de espalda cada vez más fuerte, empezó a doblegar a Martha. Pensamos que era algo pasajero pero como no cedía con los calmantes que había tomado, nos preocupó. Así que decidimos acudir al hospital regional, ingresando por urgencias.
El servicio se demoró casi tres horas de modo que al dolor se sumaba la impaciencia. Al fin, cuando pasó a consulta, tomaron dos placas radiográficas que no demostraban nada anormal. Esa es la mejor noticia, así que le aplicaron un calmante más fuerte y recetaron reposo. Usamos Assist Card, nuestro seguro de viaje. Esta vez fue necesario pagar la cuenta para solicitar el reembolso vía internet. Aquí comprobamos directamente lo costoso que resulta la salud en Chile. Poco más de 300 dólares por una urgencia nos pareció elevado, pero el seguro lo cubrió en su totalidad.
Nos tomamos un día para darle espacio a que el dolor se quitara y aprovechamos para organizar nuestra vida digital. Al día siguiente con el dolor mas calmado, hicimos la ruta de las lagunas.
Salimos rumbo a la piedra del indio que se encuentra en la rivera del río Simpson a un costado de Coyahique. Esta peculiar roca adquirió el perfil de un rostro humano y tallado por la erosión del viento, el agua y el hielo. El circuito de las 6 lagunas ubicadas entre el Lago Atravesado, el lago Elizalde y el Valle Simpson. Es un paseo de un día completo y aprovechamos para admirar cada cuadro que la naturaleza nos regalaba.
Aunque es pequeño, conocimos los sitios típicos de Coyhaique, entre ellos, el mirador y parque urbano desde donde se divisa el pueblo.
Continuamos sobre camino perfectamente pavimentado hasta llegar a la laguna Foitzick y el cruce que conduce al centro de sky El Fraile y los lagos Castor, Pollux y Frío. Por allí tomamos para apreciar las zonas mas rurales de Coyahique.
En este tramo pudimos apreciar la muralla china. Es una muralla de rocas de origen marino que forman un verdadero muro. Tomamos el desvío a Balmaceda pasando por Vista Hermosa donde pudimos apreciar una estupenda vista de la pampa que se extiende hasta Argentina.
Luego entramos en la reserva nacional Cerro Castillo que tiene el parque nacional del mismo nombre y que decidimos no visitar.
Puede que sea un punto para explorar en una nueva visita.

Mirador la cuesta del diablo.
Luego continuamos por la cuesta del diablo que tiene un sorprendente mirador. Una parada obligada para apreciar como descienden las curvas del camino y al fondo vimos el río Ibáñez que nace a los pies del volcán Hudson.
Aquí la carretera se divide. Una va al puerto Ingeniero Ibáñez y la otra continúa por la RN 7 hasta Villa Cerro Castillo, un pequeño pueblito patagónico que atravesamos hasta llegar a Puerto Río Tranquilo.
La atracción principal en este punto son las catedrales de mármol, unas formaciones rocosas producidas por la erosión, el viento y la fuerza de las aguas del lago General Carrera. Es un santuario de la naturaleza.
Contratamos por CLP 10.000 p.p. e iniciamos la navegación por el segundo lago más grande de América del Sur, compartido con Argentina, donde toma el nombre de Lago Argentino. Fue bautizado por los Tehuelches como Chelenko que significa Lago de las Tempestades.
Fueron dos horas de navegación entre las capillas y las catedrales que disfrutamos plenamente y muestra de ello son la gran cantidad de fotos y videos que realizamos. Esto pasa cuando los sentidos se exaltan y no era para menos.
Este sitio es uno de los puntos imperdibles de la carretera austral. El sabor de estos paisajes tan diferentes, tan bellos, nos alimentaba nuestro espíritu de aventura.
Entramos en algunas cavernas y la sensación fue magnífica. Los colores del agua se confunden con los de las formaciones y ofrecen una experiencia que vale la pena vivir. Si quieres ver mas fotos, haz click sobre la foto a continuación.
Al final del día, saludamos a nuestra amiga Francisca, una simpática chilena que conocimos en San Pedro de Atacama y que recordamos cada vez que usamos Merken, un condimento picante con algo de sabor ahumado que nos había regalado.
Seguimos nuestra ruta hacia el Glaciar Exploradores a 52 kilómetros al Oeste sobre una ruta en ripio en regular estado aunque es apta para cualquier vehículo. Hace parte de los campos de hielo norte donde está el Monte San Valentín, el más alto de la patagonia chilena, con 4.058 metros y hace parte del parque nacional Laguna San Rafael.
Lo primero que encontramos es el pequeño y simpático Cementerio Berrocal en el kilómetro 6
El camino era uno de los más bellos y tanta belleza se agrandaba por el total desconocimiento que teníamos de esta ruta. Todo era nuevo para nuestros sentidos que nunca imaginaron estos paisajes que estábamos descubriendo. Más adelante el Lago tranquilo y en el kilometro 25 apareció la Cascada La Nutria.
Luego de varias caídas de agua en la que parecía que los Andes se estuvieran derritiendo, esta cascada de mas de 80 metros de altura nos obligó a parar de nuevo. Son pocos kilómetros que hicimos tan despacio como nos lo permitía el paisaje.
Era una cascada fuerte, llena de energía e intenso sonido en medio de ese bosque de Coigües y Lengas, Ñirres y Maquis. Es difícil de traducir a palabras esta sensación de descubridores, de aventura, de tanta belleza que nos comunicaba una paz especial. Era la suma de la felicidad que nos invadía.
Entre algunas nubes, algo de frío y una llovizna continuamos nuestro camino, lentamente. La prisa no existe y nos aferramos a vivir cada día a fondo. Es todo lo que tenemos.
Fue una sensación entregar cada segundo al presente. Dejando abiertas, por completo, las puertas de nuestro espíritu para que por ella se colara esta experiencia inolvidable que niega la posibilidad de alojar tiempos pasados y futuros. Solo aquí y ahora. 🙂
Cuando llegamos al Parque Nacional Laguna San Rafael, estacionamos la negrita e ingresamos al parque privado Exploradores que tiene un sendero que conduce al mirador del Glaciar. Justo al lado, en el parque que administra la Conaf, se realizan excursiones a los campos de hielo.
El sendero es de muy baja dificultad, no tanto por los 20 minutos de caminata. Más por el camino adornado de troncos, el verde follaje, la paz que respirábamos y la fantasía de vivir esta aventura.
Abrazar los árboles fue algo que sencillamente nos provocó. No es convencional tener estos sentimientos de aprecio en medio de la cotidianidad, pero en este mundo de fantasía era inevitable amar la naturaleza.
Al final llegamos al mirador. Nos sentamos y apreciamos la lengua del Glaciar que baja del Monte San Valentín. Que espectáculo.
Aquí aprendimos lo que significa Morrena, que se puede ver en la parte inferior de las fotos. Es el sedimento, arena, piedras, barro y otros materiales que erosiona, transporta y acumula un glaciar.
No recuerdo cuanto tiempo nos quedamos, porque conversábamos con algunos visitantes que iban y venían. Conversábamos algunas cosas y entre sonrisas se despedían mientras nosotros, a pesar del frío, seguíamos disfrutando de la magia de este paisaje inimaginable.
Al retomar la ruta, empezamos a detenernos cada tanto.
Este valle de troncos en medio del río Exploradores, aparentemente sin vida nos llamó la atención. Mas adelante aprovechamos para detenernos, hacer nuestro almuerzo y brindar por un día sin par.
Una ventaja del verano austral (además del buen clima en el día) es la extensión de la luz del sol, que suele ocultarse después de las 10 de la noche, así que tomamos nuestra ruta rumbo al sur donde está el desagüe del Lago General Carrera.
Forma el Lago Bertrand con un espectacular paisaje. Un lago transparente rodeado de nevados que hacen parte del campo de hielo norte. Estacionamos la negrita a orillas del lago.
Un sitio inmejorable para pasar el final de un día maravilloso. Nos instalamos en nuestras sillas, destapamos un buen vino, digno del paisaje, de un día inolvidable y brindamos por la vida.
Hasta aquí nuestra segunda parte de la mágica carretera Austral. Te dejamos nuestras mejores fotos del Glaciar Exploradores a continuación. Hasta la próxima 🙂
2 Comments On 79. Sigue la magia de la mítica Carretera Austral. Parte II
Silvia Leyes
Qué belleza sobrenatural!!! Es increíble lo pródiga que es la naturaleza!
Una maravilla cada uno de los paisajes.
Las catedrales de mármol, majestuosas!
Muchas gracias por compartir vuestro viaje!
Un gran abrazo y a seguir disfrutando!
Cariños Silvia!
Que grato mensaje el tuyo Silvia. Nos encanta que estés a bordo de nuestra aventura. un gran abrazo 🙂