96. NOA Argentino: Jujuy, Tucumán, Termas de Río Hondo y Cerro Colorado.
Tarija es una ciudad que nos habían recomendado durante nuestro paso por Bolivia. Se destaca por la producción de vinos. Pocos kilómetros después de la frontera apareció el primer peaje a los que estábamos desacostumbrados porque en la vecina Argentina recorrimos más de 6.000 kilómetros sin pagar uno solo.
La carretera sin asfaltar era realmente escabrosa. La negrita dejaba tras de si una enorme nube de polvo que invadía la cabina a pesar de estar cerrada. Atravesamos el cañón y sus abismos, pasando de vez en cuando por asentamientos de pequeñas casas construidas con piedra que matizaban un poco el trayecto.
Poco o nada nos gusta conducir en la noche aunque aquí nos tocó. No era posible una mayor velocidad por el estado de la vía y a pesar de los pocos kilómetros, el tiempo se fue prolongando. La policía de carreteras nos exigió el sello de la anterior alcabala (que no teníamos) y sin embargo nos dejaron seguir. Llegamos sobre las ocho de la noche al camping en el que escogimos una habitación muy cómoda y nos fuimos a descansar.

Al llegar a La Cúpula nos impresionó la educación y buena maneras de quien nos atendió. Un tipo joven, delgado y con una muy buena energía, de esa que te hace sentir como que si nos conociéramos de hace tiempo. Mas tarde entablamos una bonita amistad con Pablo, periodista argentino que estaba viajando y era un voluntario en este sitio. Es de esos personajes que se agregó a la larga lista de amigos con los que seguimos teniendo contacto hoy en día.

Al siguiente día nos fuimos a recorrer la ciudad a pie. Primero fuimos a misa, luego al centro de la ciudad, donde recorrimos diferentes plazas. La plaza principal Luis de Fuentes. Nos causó impacto que la catedral está a una cuadra de la plaza principal. Luego la plaza Mariscal Sucre y después la plaza Lizardi donde está la catedral.

Luego la plaza Francisco de Uriondo. Desde allí al mirador del sagrado corazón, un espacio verde y abierto muy bien cuidado. Tarija también tiene algunos atractivos arquitectónicos como la casa dorada, actual casa de la cultura y el castillo azul.

Tiene también una buena cantidad de mercados, en especial, el mercado central, con una construcción muy moderna, organizada y limpia. Allí aprovechamos para almorzar. Caminamos por diferentes calles y vimos el mercado La Loma, pasando por sectores de ventas y servicios. Llegamos caminando a nuestro hostal después de un gran caminata. Compartimos unas buenas charlas viajeras con la gente del hostal.

Esta pequeña parada la aprovechamos para realizar arreglos en el equipo de sonido, los espejos, comprar el seguro de responsabilidad civil internacional (la más económica y de lejos), hacer compras aprovechando los precios bajos y probar sus vinos. Antes de irnos, el dueño del hostal nos solicitó ayuda en el tema de planeación estratégica a cambio de tres noches. Decidimos quedarnos y trabajamos con entusiasmo y esperamos que les dé buenos frutos. Mas que por el intercambio, la experiencia de “trabajar” durante el viaje, no podría estar ausente de esta aventura y la verdad resultó interesante ocupar tres días entregando nuestra experiencia sin restricción alguna.
Luego de este “descanso” tomamos de nuevo la ruta hacia Bermejo. Nos encantó la verde yunga, las montañas, los cultivos de naranjas y los recuerdos que esto nos traía de nuestras tierras. Atravesamos túneles hasta que apareció el río Bermejo por el que transitamos paralelos hasta llegar a la frontera con Argentina, sobre el puente.

Nos hicieron una revisión a fondo incluyendo un escaneo a la negrita. Al parecer el tráfico de estupefacientes es alto por estas rutas. Conversamos con los gendarmes que al final ya se mostraban un poco más amigables y nos explicaron la problemática de la zona. Para entrar al territorio argentino fue necesario pagar una “fumigación” que realizaba un funcionario encargado por la que nos cobraron ARS 30. Este es uno de esos negocios en los que toca participar.

Como a un kilómetro estaban los oficiales de emigración de Bolivia y los de inmigración de Argentina. Todos en una sola línea, así que fue muy rápido. No fueron pocas las preguntas y la revisión del recién comprado seguro internacional, así que nos demoramos una media hora hasta que finalmente entramos a Agua Blanca para seguir rumbo al sur.

Al caer la tarde nos instalamos en la población General San Martín en un camping libre que ubicamos por iOverlander. Al día siguiente, la ruta que conduce hasta San Salvador de Jujuy transcurre por un enorme valle adornado con plantaciones de azúcar y cereales. Al llegar vistamos el punto de información turística para obtener los mapas y la info relevante.

La arquitectura de Jujuy denota un acentuado contraste entre lo arraigado y lo contemporáneo, ofreciendo múltiples alternativas. Alrededor de la plaza está la catedral que es un punto obligado de visita. Se trata de una joya de arquitectura colonial.

La casa de gobierno, un palacio de estilo francés en cuyos jardines exteriores se exhiben cuatro esculturas de la genial Lola Mora. Entramos al recinto y por una bellas escaleras de mármol subimos al salón de la bandera. Atesora el pabellón que el general Belgrano legó a los Jujeños en reconocimiento a la gesta del éxodo del 1.813.



Diagonal está el cabildo que para nuestra visita estaba en mantenimiento. Paseamos por la costanera sobre el río Xibi Xibi, atravesamos puentes hasta que llegamos a la plazoleta del bicentenario del éxodo jujeño donde pudimos apreciar el centro cultural Manuel Belgrano.


Al final del día participamos de una marcha para defender a la mujer y al no nacido. Una multitudinaria participación de católicos que con alegría se manifestaban a favor de la vida.

Nuestro camping estaba en Yaví, un población cercana a 18 kilómetros. Cuando llegamos el viento fuerte pegaba duro, pero las instalaciones estaban muy cómodas. Nuestro paso por esta ciudad fue breve y nos lució bastante mas moderna que lo que habíamos leído acerca de ella.


Tomamos la ruta hacia Tucumán transitando sobre una extensa llanura con plantaciones de caña y cítricos. Desde aquí empezaron los peajes que se extenderían hasta Buenos Aires. Las vías están en perfecto estado y el paisaje nos resultó muy agradable.
Al llegar a Tucumán nos encontramos con el parque 9 de Julio que es enorme y desde aquí, fuimos a buscar el camping municipal, que para nuestro pesar, estaba cerrado por mantenimiento y nos informaron que el sitio ofrecía algunos peligros. Ya hemos desarrollado ese instinto viajero de “sentir” las ciudades y preferimos aceptar a recomendación de ir hasta Famaillá a unos 34 kilómetros. También esto de viajar sin fechas ni reservas le dan un toque de libertad a la aventura, porque así como podemos pasar solo una noche, también podemos escoger quedarnos varios días.


El balneario municipal tiene una gran piscina, un parque con dinosaurios a escala, seguridad y la gente que de forma muy amable nos indicó que podíamos estacionar sin ningún problema. Nos indicaron el mejor sitio, bajo una gran carpa. El cuidador nocturno, un personaje muy simpático, nos relató con entusiasmo los sitios por conocer, recalcando que estábamos en la capital argentina de la empanada. Y a esto nos referíamos en el párrafo anterior: conocimos un poblado que no estaba en nuestras rutas, pero que gracias a su gente, nos resultó muy agradable.



Visitamos el parque temático histórico del bicentenario, el monumento a la bandera y sus representaciones históricas. Más tarde pasamos por el parque religioso en el que una guía de la municipalidad nos guió por el sitio.


Muy cerca estaba la galería de la velación. Una recreación en pequeña escala de la plaza de San Pedro en Roma. Es un admirable trabajo de representaciones mediante esculturas de bajo relieve.
Conocimos su iglesia que está dedicada a la virgen del Carmen y regresamos al camping.

Nos levantamos temprano y regresamos a Tucumán. Guardamos la negrita y nos fuimos a caminar por el centro histórico de la ciudad.

Empezamos por la casa histórica de Tucumán. Pero antes de entrar, justo en frente, conocimos a una de las campeonas de la empanada. Se trataba de una señora mayor que ofrecía sus productos en el paseo peatonal. Luego de tomarnos unas fotos, entramos en la casa histórica donde fue declara la independencia de Argentina, el 9 de Julio de 1.816.

Hoy día es un gran museo y es una visita imperdible por el contenido del museo, por la belleza de la construcción y los rincones de sus patios en los que se respira historia. En el último patio, en uno de los muros laterales, hay una gran escultura de Lola Mora. Una escultora Tucumana.

Tucumán es considerada una ciudad histórica por excelencia. También es denominada el Jardín de la República como lo evoca Mercedes Sosa en una de sus canciones. Realizamos una gran caminata por la zona céntrica, por la plaza independencia, apreciamos la casa de gobierno y la casa Padilla, el museo histórico provincial, presidente Nicolás Avellaneda: considerada una de las primeras casas del alto Tucumán, conocida como la casa de las cien puertas. Testigo de diferentes acontecimientos de la vida social y política de Tucumán, declarada monumento histórico nacional. La iglesia y convento de San Francisco y desde allí, una manzana de edificios históricos como el ex cine teatro plaza, hoy teatro de Mercedes Sosa, la caja popular de ahorros, el jockey club y el ex hotel plaza.

Diagonal está el ex banco provincial y la casa de la cultura Rouges y sobre el frente, la iglesia catedral. Al final está la oficina de información turística que alberga una gran imagen a escala de Mercedes Sosa que tanto nos gusta. De allí salimos hacia termas de Río Hondo.


Llegamos directo a información turística y con gran sorpresa nos enteramos que era allí donde se realizaba la famosa carrera de GP de motos y TC, turismo de carretera. Nos dieron buena información y nos recomendaron un camping. Nos ubicamos a orillas del río dulce y se llama camping del río. Vimos que la gente que allí estaba, se alojaba por largo tiempo y son personas que vienen del sur, evitando el frío invierno. Pero desafortunadamente estaba pasando por aquí un frente frío que rayaba en lo helado. Las termas de Río Hondo, se ubican en la provincia de Santiago del Estero. Es el principal centro termal de Argentina y de América del Sur. Se encuentra situada sobre una gran terma mineralizada que cubre 12 kilómetros a la redonda. El agua termal se origina por las lluvias caídas en las cumbres de los cerros Aconquija, cercanos a la ciudad. Se profundizan hasta capas impermeables que forman un reservorio geológico cuyo borde de rabase se ubica en las termas de Río Hondo. Debido a la profundización del agua a través de las distintas capas, se produce su cambio físico con el aumento de la temperatura y otros químicos, ya que el agua se carga con minerales de acuerdo al lugar por donde transita. Surge en toda la ciudad luego de chocar con una falla geológica. Las temperatura oscilan entre los 35 y 65C. Esta agua fueron clasificadas como alcalinas, bi carbonatadas, clouradas, sulfatadas y ferruginosas.

La ciudad tiene el autódromo internacional Termas de Río Hondo, donde año tras año se disputan competencias nacionales e internacionales. En inmediaciones del autódromo se erige el moderno museo del automóvil, un edificio de 4 niveles que cuenta con colecciones de alto contenido histórico y patrimonial. Camino al museo está la reserva Tata Inti, una isla que está sobre el cauce de Río Dulce, junto a la nueva costanera.

Esta fue de las visitas que en principio se suponen cortas. Somos muy aficionados a los deportes de motor y nos tomó casi cuatro horas recorrer esos salones cargados de historia. Vale la pena y mucho la visita.


Termas de Río Hondo es de esos sitios donde bien vale la pena una parada para relajarse, disfrutar de las cálidas aguas termales y sostener conversaciones con gente amigable que nos dieron excelentes recomendaciones, incluso algunos ofrecimientos de alojamiento que se apartaban demasiado de nuestras rutas. Pero igual, agradecidos por tanto cariño y amabilidad, decidimos seguir adelante.

Salimos rumbo s Santiago del Estero por la RN 9. El paisaje contenía una gran cantidad mesetas y montes bajos. Llegamos al camping municipal, cerrado para nuestra visita. Así que decidimos dar un vistazo y continuar la ruta. Es la primera ciudad fundada en territorio Argentino durante la época de la colonización española. Teníamos buenas expectativas pero poco tiempo, así que estacionamos y nos fuimos a recorrer la plaza de la libertad, referencia central de la ciudad.

Alrededor está la mayor parte de las instituciones sociales y políticas locales. Encontramos en su centro una figura ecuestre del Manuel Belgrano y frente a la plaza, la catedral basílica que fue origen de la primera diócesis de Argentina. Una bonita fachada de origen neo clásico que para esta fecha estaba cerrada. Caminamos por sus calles, apreciamos el centro cultural bicentenario, el complejo edificio JF Ibarra, el parque temático, el puente carretero, un monumento histórico construido en 1.924.

Esta imponente estructura metálica posee 840 metros de longitud sobre el río dulce. Continuamos con dirección a Córdoba. Paramos en Ojo de Agua, donde pasamos la noche en una YPF. El frío era protagonista por estos días. Comparativamente con el extremo sur, la sensación térmica era mayor aquí debido a la época. Poco o nada importaba que tan bien nos cubríamos, a veces hasta cuatro capas, el frío se instalaba dentro de nosotros.

Reiniciamos el recorrido por la RN 9 y vimos avisos que invitaban a visitar un museo de Atahualpa Yupanqui que nunca estuvo en nuestros planes ni del que nos habían hablado. Nos atrajo muchísimo la idea de visitarlo así que tomamos la RN 21 que conduce a Cerro Colorado.

Apareció la magia. “Don Ata” como le llamaban cariñosamente, es el cantautor considerado como el músico más importante del folclor argentino. Su nombre real es Héctor Roberto Chavero y Atahualpa Yupanqui, traducido desde el quechua, significa el que viene de lejanas tierras para decir algo.

Dejamos un enlace para leer una pequeña biografía de Don Ata. El museo está dentro de una gran reserva cultural y natural donde pudimos apreciar una gran cantidad de flora y fauna que conviven en sus quebradas. El río Los Tártagos pone su música entre las piedras. Allí el paisaje natural de fantásticos relieves fue el escenario en el cual los pueblos aborígenes de Córdoba concibieron la trascendencia de su quehacer, elaboraron sus mitos y desarrollaron sus vidas. Los indios Comechingones y Sanavirones plasmaron la historia de su pueblo a través de dibujos que aún se conservan en las paredes del legendario Cerro Colorado. Además este pueblo fue elegido por el reconocido canta autor, don Ata para vivir. La casa en la que vivió es actualmente un museo donde reposan sus cenizas. Agua escondida es el nombre de esta casa que don Ata usó como refugio después de sus viajes por distintos lugares del mundo. Allí se exhiben objetos del compositor. Un sitio maravilloso. La visita nos tomó unas dos horas, ya que la guía de sitio nos explicó en detalle su vida y obra.
Nos encantó la visita. Una mágica sorpresa de la ruta que disfrutamos a fondo y que recomendamos completamente.

Para cerrar esta ruta, tuvimos la suerte de encontrar un restaurante de carnes que resultó de lo mejor. Las carnes en Argentina son una verdadera delicia. Próximo destino, Córdoba capital será nuestra próxima entrada.
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