67. Por la costa de la III Región: Atacama. Parte 2
Huasco es una pequeña ciudad, muy acogedora desde la entrada. Ubicamos el parque principal y nos dirigimos a un centro de información. Nos atendieron de excelente forma y nos explicaron que habíamos llegado a un paraíso. Si algo nos ha gustado en Chile es la facilidad para obtener información relevante, bien explicada y con abundante material.
Huasco es una ciudad muy tranquila y con las recomendaciones de lo que debíamos hacer y conocer, salimos a recorrer a pie la costanera que une el muelle fiscal con la playa grande.
Fuimos hasta punta escorial donde está ubicado el faro monumental de Huasco y lleva este nombre porque antiguamente era el vertedero de las escorias mineras de la fundición de cobre. También se le conoce con el nombre de puntilla.
En su parque principal está localizada la iglesia parroquial San Pedro Apóstol, templo católico en forma de barco, en homenaje al pueblo pescador huasquino. Está el edificio de la municipalidad que también se destaca por su forma similar a la de un barco.
Caminamos hasta el muelle fiscal y vimos que allí se desarrolla con mucha intensidad la pesca artesanal. Se desarrolla también la pesca deportiva y se realizan deportes náuticos. Fuera de la ciudad de Huasco pero sin salir de los límites comunales existe un sitio muy interesante: Huasco bajo. Famoso por su aceituna de sabor único y sus olivos cuya edad superan los 400 años. Pasamos a conocerlo al final de la tarde y por esas suertes del destino, pudimos disfrutar de su festival, con bailes típicos, concursos y ventas de comidas típicas.
Que bonito y tranquilo es Huasco. Y la amabilidad de la gente se destaca. Nos estacionamos frente a la municipalidad para aprovechar el wifi y pasar la noche.
Por la información que nos habían dado, un recorrido que no debíamos perder, es hacia Caleta Los Bronces, donde se puede apreciar el desierto florido. Que agradable experiencia vamos a tener, aún fuera de la época principal de este espectáculo natural.
Así que iniciamos nuestro recorrido por quebradas, dunas, cerros áridos de esta región que pocas veces y en ciertas épocas expone el desierto florido. Y para renovar nuestra rejuvenecida capacidad de asombro, transitamos junto a tapetes de colores en medio de un desierto que nos regala una de las mejores postales. Y al llegara a la caleta, emergen sobre las dunas, más y más colores.
Sobre las mismas dunas de arenas blancas próximas al mar, se alzan ramilletes de huillies y azulillos entremezclados con las emblemáticas trompetas rosadas de las añañucas. Gracias a Dios por permitirnos apreciar este espectáculo que nos brinda la naturaleza.
Dejamos estas pocas fotos de tremendo espectáculo. Aspiramos que quienes nos leen sientan el asombro y alegría que sentimos nosotros al caminar por este jardín desértico. Con el buen sabor de este paseo, regresamos a Huasco.
Ahora nos dirigimos a Vallenar por la ruta es la c46 a tan solo 80 kilómetros. Es un pequeño y antiguo pueblo minero que mantiene en excelentes condiciones sus construcciones patrimoniales. Vallenar es la capital de Huasco. Se encuentra en el fondo del cajón del río del mismo nombre, que lo convierte en un oasis en medio de un clima desértico. Sus sitios mas importantes son la plaza de armas, la iglesia San Ambrosio, el edificio de acero del pacífico y la calle comercial Pratt. Nos gustó por su clima cálido que nos cae bien para hacer una pausa tras muchos días con clima frío. Aquí pasamos la noche en la Copec.
Nuestro objetivo es llegar a Punta Choros. Los primeros 49 kilómetros la ruta sigue la panamericana R5 hacia la Serena y a la altura de Domeyko hay que cruzar hacia el oeste entrando a la quebrada Chañaral. El camino está en buen estado con bischufita y luego de varios kilómetros llegamos a Carrizalillo.
Un pueblo muy pequeño con calles limpias y calles pintorescas y su iglesia, Nuestra Señora de Lourdes. La gente se destaca por su amabilidad y tomamos el almuerzo en el único restaurante y la dueña nos comentó que no perdiéramos la oportunidad de asistir al rodeo de burros, que se hace una vez por año en esta localidad. Seguro que iríamos, luego de organizar la noche en Punta Choros, donde cambiamos de la tercera a la cuarta región: Coquimbo.
Pero esa será nuestra próxima historia. Hasta la próxima 🙂
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