65. Recorriendo la Costa Pacífica de la II región de Antofagasta.
Estamos en la ruta 1 hacia Taltal en la que podemos apreciar gran parte de las riquezas salitreras de Chile. Pero ¿que es es salitre? Según hemos leído es nitrato potásico combinado con nitrato de sodio que se encuentran en lugares salados y húmedos. Es la “sal nitrum” vinculada por lo general a yacimientos de sal o yeso. Empezó a perder importancia por la elaboración de salitre sintético en las primeras décadas del siglo XX aunque este producto marcó la historia de esta parte de América del Sur ya que fue una de las causas de la guerra del pacífico. Se emplea en la producción de pirotecnia, explosivos, esmaltes, fertilizantes y diferentes sales y ácidos, lo que revela su importancia para la economía y la industria. Que bueno aprender viajando 🙂
La ruta es monótona con desierto permanente. Pasamos por el Cerro Chaira, el observatorio nacional Paranal hasta llegar a la reserva Paposo, donde cambia un poco el panorama con la aparición del mar.
Llegamos a Taltal, un pequeño y acogedor pueblo. Fue el tercer puerto salitrero mas importante de su época. Hoy día las actividades más importantes son la pequeña minería y la pesca artesanal.
Pudimos apreciar sus casas que se encuentran registradas en el patrimonio cultural de inmuebles de Chile, destacándose el teatro Alhambra, las casas del ferrocarril y el hotel plaza, entre otros.
La iglesia de san Francisco Javier es totalmente construida en Pino con un bello interior, muy bien cuidado. En el año 2014 se rescata el área de capitanía del puerto, donde están la torre de la compañía, en medio de un gran malecón, donde además se ubican las oficinas de información turística de la ciudad, con buena señal de wifi gratuito y que aprovechamos para conectarnos con nuestras familias y amigos.
Luego de preguntar a los carabineros de Chile si podríamos parquear en el malecón en las afueras de Taltal, nos informaron que no había ningún problema y que inclusive tenían vigilancia. Así que nos fuimos, compramos vino, queso y salami y celebramos la vida en medio de este lindo paisaje.
Dormimos nuestra primera noche en un sitio público de este pequeño pueblo. Cada día estamos más compenetrados con las experiencias de el viaje (y con invertir en atracciones turísticas mejorando nuestro presupuesto), mezclados con un espíritu aventurero hasta ahora desconocido, porque antes de esta aventura lo normal era planear los días con hotel, transportes y atracciones incluidas, de manera que no había tiempo sino para eso: hacer turismo de prisa, perdiendo la oportunidad de tener la experiencia con la gente que es la que comunica la vida y las sensaciones en cada lugar. Y no queremos decir que esté mal, pero es diferente a lo que estamos haciendo ahora. Hay que reconocer que nuestro carpintero hizo un trabajo excelente en la adecuación de la negrita y al levantarnos luego de una noche reparadora, desayunamos como en casa. Dejamos que la energía fluya y no nos fijamos en los detalles que antes resultaban tan importantes, como tener la ropa arrugada o posponer un poco el baño matutino e iniciamos nuestra ruta hacia el P.N. Pan de Azúcar, compartido por la segunda y tercera región: Antofagasta y Atacama.
Estamos llegando al final de la segunda región, por rutas en ripio pero muy bien mantenidas y además con una capa de bischufita que elimina el polvo lo que la hace mucho más entretenida. Su flora con cactus y arbustos se visualizaba permanentemente y nos ilusiona pensar que el desierto florido que en esta zona cubre el paisaje con colores, sea parte de lo que vamos a “descubrir”.
Llegamos a la caleta Pan de Azúcar un pueblo muy pequeño de pescadores, justo para la celebración de los 32 años de la Conaf. Fuimos muy bien acogidos y cuentan con un sitio autorizado para el camping además de un gran parqueadero. El camping ofrece un sitio para hacer fuego y un parqueadero, además de baños. No tenía energía eléctrica ni señal de wifi, por lo que decidimos quedarnos en un parqueadero contiguo, eso si, solicitando permiso a la encargada del lugar, que no tuvo objeción alguna. Y la verdad no encontramos diferencia entre dormir en nuestro carro gratis o pagar por nada, salvo por un sitio con un pequeño fogón.
Siendo un parque de la Conaf, caminamos hacia la administración donde cancelamos CLP 6.000 p.p. el cual nos daba derecho a recorrer todo el parque. Allí nos explicaron muy bien el espectáculo del desierto florido e incluso nos regalaron un mapa folleto donde están todas las clases de flores y los sitios a visitar. Al final del día participamos en la celebración y conversamos con los locales, gente muy amable y divertida y además otros viajeros que venían en ruta como nosotros. Al caer la noche, el viento helado nos obligó a meternos en nuestro cálido hogar rodante.
Es un muy interesante trekking el de el mirador con una distancia de poco mas de 5 kilómetros y de muy baja dificultad.
El sendero es muy ameno y con abundante información de la flora y la fauna que estamos visitando. Es justo dejar un testimonio con la gestión que hace la Conaf con sus parques: los mantiene limpios y dispone de funcionarios que entregan información valiosa, construye los senderos y genera espacios para el disfrute de la naturaleza. Muy bien por eso. Lo único que no nos gusta es el pago diferencial para extranjeros que suele ser el doble de los nacionales chilenos y aunque eso no impulsa ni detiene la visita, si resulta un poco antipático porque vamos a observar y vivir lo mismo.
En el recorrido hacia la cima encontramos especies adaptadas a la falta de agua que se denominan xerofíticas y existen mas de 20 especies en el parque. Es común la presencia de neblinas costeras o camanchacas que hace posible encontrar en el sector aledaño a la costa mayor diversidad y cantidad de vegetación.
Llegamos a la cima donde apreciamos un lindo paisaje de la caleta y al fondo el cerro Pan de Azúcar. Las instalaciones de la Conaf son muy agradables, bien cuidadas e invitan a un descanso. Desde este punto, pudimos entender mejor la explicación recibida de los cazadores de niebla, personas que al instalar sus redes en las cimas de las montañas costeras convierten la camanchaca en agua, recurso valioso en estas zonas tan áridas. La caminata de regreso fue de lo mejor y disfrutamos tomando fotos de algunas flores, aunque pocas de el desierto florido.
También visitamos playa blanca a pocos kilómetros de la caleta donde aprovechamos a preparar un rico almuerzo y despedirnos de la segunda región, Antofagasta. Que agradable es vivir esta aventura que sin la presión del tiempo, nos permite recorrer por parajes inolvidables y experimentar con igual asombro que dos niños, las maravillas de la naturaleza.
Y ahora, nos dirigimos hacia la tercera región: Atacama. Pero eso será en nuestra próxima historia. Hasta pronto 🙂
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