86. Aventura en carro por la Ruta Azul (RN 3).
Desde Ushuaia partimos hacia el norte, dejando atrás el extremo sur de la isla de tierra del fuego. Nuestros planes apuntaban a recorrer la RN 3 mejor conocida como la ruta azul.
Cuando llegamos a Río Grande nos llamó la atención el homenaje que le hace el pueblo a los héroes de la guerra de las Malvinas. Recorrimos su costanera y sus espaciosas avenidas. Esta es una ciudad pequeña, la segunda en importancia de la provincia y la capital de la trucha. El viento no daba tregua y nos resultaba un tanto molesto, además que la temperatura empezó a bajar. Así que nos fuimos al hostal que ubicamos por iOverlander.
Graciela nos recibió con un apropiado y exquisito café patagónico. Charlamos muy agradablemente, conociendo a través de su mirada la ciudad y la región. Definimos parar tres días para actualizar nuestros pendientes ya que teníamos una casa cómoda y un buen internet.
En estos días compartimos con un argentino, un polaco y un norteamericano. Hicimos una comida común al compás de buenas charlas viajeras. De Río Grande muy poco conocimos debido, por una parte, al viento inaguantable y por otra, al “trabajo administrativo” que supone una viaje largo. Como dato, la velocidad del viento estaba entre 100 y 120 kilómetros por hora.

Estancias típicas de la Patagonia.

Camping Cerro Sombrero
Sobre la RN3 llegamos a San Sebastían donde aprendimos que no hay conexión directa en Argentina siendo obligatorio el paso por territorio chileno.
Realizamos un nuevo cruce de fronteras que resultó muy sencillo. Llegamos a Cerro Sombrero, un centro residencial y de servicios de la empresa nacional de petróleos de Chile. Tiene los servicios básicos. Un pequeño cine, supermercados y restaurantes. A la entrada habilitaron una zona para los viajeros, con excelentes baños e internet, completamente gratis. Nos encontramos con viajeros que conocimos en el glaciar Martial y el glaciar Grey. El clima lo podíamos clasificar entre frío y helado.
Aún teníamos pesos chilenos, así que aprovechamos para comprar latas de gas para nuestra estufa portátil y por supuesto, unos buenos vinos que nos sirvieron para calentarnos un poco.

En el mapa ilustramos la ruta que teníamos planeada.
Este fue nuestro último paso por tierras chilenas, a las que ojalá algún día podamos regresar. ¡Gracias Chile!
Para nuestro próximo destino, Río Gallegos, era necesario realizar una navegación por el estrecho de Magallanes por una de sus partes más angostas. El ferri no requiere reservación previa y se atiende por orden de llegada. Pagamos a bordo CLP 15.000 en lo que fue nuestra última carretera bi modal en la patagonia. Una navegación muy corta.
Desembarcamos en Punta Delgada, donde se abre el camino. Una ruta va hacia Punta Arenas y la otra, para Argentina y la vecina ciudad de Río Gallegos, donde realizamos nuestro ingreso . Y el pasaporte se seguía llenando de sellos en el paso de integración austral, donde la revisión se limita a formularios y presentación de nuestros documentos.
Visitamos la Laguna Azul, un espejo de agua de origen freático ubicada en el cráter de un volcán en el parque Pali Aike.
Leyendas urbanas con un halo misterioso complementaron esta parada en el camino. La ruta hacia Río Gallegos fue monótona por la repetición del paisaje pampeano. Además una recta que no parecía tener fin, donde no hay nada, excepto manadas de Guanacos.
Llegamos a Río Gallegos, capital de la provincia de Santa Cruz. Es una ciudad grande, extendida, nos pareció congestionada, desordenada y poco vistosa. Aquí nació Néstor Kirchner.
Tiene una enorme costanera con planicies intermareales fangosas y marismas que son usadas como áreas de alimentación y descanso de las aves migratorias. Nos alojamos en el camping La Chacra Saldivar, con Elsa, una encantadora y tierna mujer llena de historias de vida.
Si la ciudad no nos gustó, los alrededores nos resultaron fantásticos. Uno de ellos, Cabo Vírgenes que estaba a 135 kilómetros por carretera de ripio en mal estado.
Cabo Vírgenes es el referente de pingüinos patagónicos o magallánicos y es el punto continental más al sur de la argentina y de América del sur. Aquí se creó la primera fundación de la Patagonia en el siglo XVI y en el siglo XIX fue un centro neurálgico de la fiebre del oro. Se llama así porque Hernando de Magallanes pisó estas tierras el 21 de octubre de 1.521 cuando se celebraba el día de las once mil vírgenes.
Aquí se asienta la segunda pingüinera más grande de Sur América que cuenta con 180.000 ejemplares. Los guarda parques nos atendieron muy amablemente. Nos explicaron con lujo de detalles el sitio y nos cobraron como estudiantes por lo que pagamos solamente ARS 30, casi U$2. Dejamos la negrita estacionada e iniciamos la caminata por este parque.
Estas colonias se caracterizan por usar vegetación predominante de mata verde de la zona, para realizar sus nidos y así dar refugio a sus pichones. También nos dijeron los guardas que desde el mirador podíamos ver ballenas francas australes pero la suerte no nos acompañó.
Era una colonia realmente enorme y agradable. Nuestro video resume esta magnífica visita 🙂
Una visita que recomendamos ampliamente. Además visitamos el cabo Vírgenes con una espléndida vista del estrecho donde empieza el territorio chileno con el faro Diógenes. Como curiosidad, en este sitio la frontera es un portón metálico que interrumpe la vía.
Aquí está el kilómetro 0 de la mítica RN 40 que recorre mas de 5.000 kilómetros hasta La Quiaca, en el NOA. Y claro, las fotos del recuerdo de este hito en nuestra aventura.
La 40 como es conocida, es una ruta increíble que atraviesa 11 provincias, con altitudes desde cero metros hasta los 5.000, tiene 20 parques nacionales, cruza 236 puentes, pasa por ríos, desiertos, volcanes y cercana a algunos glaciares. Ya habíamos realizado una parte desde Los Antiguos hasta Río Turbio y nuestro propósito era recorrerla en su mayor parte.
Cuantas charlas agradables con Elsa, nuestra anfitriona. Nos sentimos como en casa y el día que salíamos a retomar la ruta, nos preparó un delicioso almuerzo de despedida. Nos agradó su compañía y a ella, al parecer, le encantó. No nos quería cobrar pero ante nuestra insistencia, nos cobró solamente la mitad. Fue su forma de contribuir con nuestra aventura. Gracias Elsa y hasta siempre.
La ruta seguía por la inmensa (enorme) pampa, bordeando el océano atlántico. La sensación de soledad tal vez se debía al poco tránsito y a la ausencia de vida humana, matizada eso sí, por Guanacos, Ñandúes y Zorros. Pasamos de largo por el parque nacional Monte León. Nos llamó la atención el poblado Luis Piedra Buena que está sobre el margen norte del Río Santa Cruz, por su bonito trazado y el intenso verde. Un pueblo sin parques porque el pueblo en si mismo, es todo un parque.
Nos desviamos hacia puerto San Julián ubicado sobre la bahía del mismo nombre y allí nos alojamos en el camping municipal, donde nos atendió una señora muy amable y nos explicó las actividades por hacer en este sitio.
Nos contó que además de ser un pueblo muy tranquilo, es reconocido por haber sido la base de operaciones de la guerra de Las Malvinas.
Dejamos la negrita en el camping y nos fuimos a caminar por la costanera. Allí estaba el Nao Victoria, una réplica en tamaño natural de una de los cinco naves con que Hernando de Magallanes realizó la primera vuelta al mundo en 1.519 y fue el único que regresó a España tres años más tarde.
Visitamos el monumento de La Cruz, lugar donde se celebró la primera misa en la Patagonia. La curiosidad del viajero siempre presente nos llevó a revisar algunos artículos, de los que recomendamos este.
Retomamos nuestro rumbo al norte pero antes hicimos el circuito costero de puerto San Julián que se extiende por unos 30 kilómetros al norte de la ciudad.
Sobre una ruta recta, casi interminable tomamos el desvío hacia Puerto Deseado donde encontramos Jaramillo un caserío con el apellido de Martha, al que entramos. Fue una próspera localidad mientras existió el tren, ahora es una pequeña comunidad.
Antes de llegar a Puerto Deseado, visitamos la gruta de Nuestra Señora de Lourdes, ubicada en el cañadón Bandurrias, una parada agradable. Es una gruta en piedra natural hasta donde vienen fieles a dejar a los pies de la Virgen sus intenciones y agradecimientos.
El Ave Marías está escrito en 16 idiomas. Aprovechamos para agradecer por tantos beneficios y esta experiencia de vida viajera. A estas alturas y después de tantos días, sentimos que nos hemos reinventado. Estamos experimentando una nueva forma de vivir, con menos ataduras, menores necesidades que nos hace mas libres.
Caminamos por el pueblo, donde se conjugan diferentes tiempos históricos en su arquitectura, como el coche 502 que está cerca a la estación de ferrocarril, un bello edificio con un museo.
En la plaza central estaba la iglesia Nuestra Señora de la Guardia, la municipalidad y el comercio. Y sobre la costanera ubicamos un camping en el que nos refugiamos del frío y el viento.
El circuito costero es parte del atractivo turístico. Iniciamos por la Cueva de los Leones, una formación natural de origen volcánico.
Mas adelante llegamos a La Lobería donde estacionamos e iniciamos una caminata sobre estas rocas volcánicas hasta un pequeño cerro denominado Punta Foca. Un sitio con abundante guano donde había una buena cantidad de de esqueletos y para nuestra sorpresa, encontramos un pingüino que parecía perdido.
El intenso viento helado nos obligó a regresar y para nuestra sorpresa, la marea había subido ocultando el camino por el que llegamos. Un poco desorientados revisamos por donde podríamos llegar sin mojarnos (y con este frío ninguno quería). A cada minuto subía más, así que sin perder tiempo nos quitamos los zapatos, recogimos nuestros pantalones y atravesamos las heladas aguas hasta llegar de nuevo a tierra firme.
Llegamos a Caleta Olivia que queda en la costa del golfo San Jorge. Esta localidad es la puerta de entrada a Chubut con un buen atractivo natural de sus costas con grandes acantilados, playas de arena fina y zona de marismas. La imagen de la localidad esta signada por el monumento al trabajador petrolero El Gorosito.
Nos impactó ver la cantidad de caballitos de bombeo petrolero en esta zona aunque ya sabíamos que en estas regiones patagónicas hay una enorme riqueza de hidrocarburos. Hacia el norte y ya cansados, descubrimos un punto para hacer camping libre en Playa Alsina.
Oculto entre las dunas, ofrecía una vista realmente bella. Así que nos instalamos y vivimos un atardecer bellísimo.
Si el atardecer fue bello, el amanecer lo fue aún más. Nos levantamos muy temprano y además del paisaje que nos encantaba, pudimos ver las Orcas que asomaban sus lomos y nadaban en el océano. Era algo inesperado y bello.
Confesamos que estas son las mejores experiencias. No se trata de un simple ahorro. Nuestra conexión con los sitios naturales nos encanta cada día más.
Seguimos rumbo norte y dejamos atrás la provincia de Santa Cruz para llegar a la provincia de Chubut, donde nos alojamos en el camping municipal de Rada Tilly. Que agradable resulta encontrar sin contratiempos sitios habilitados como estos, casi siempre de la municipalidad. Por tan solo U$8 por noche, pagamos una semana completa para vivir la semana santa.
Rada Tilly es una pequeña y tranquila villa balnearia que posee una gran belleza, playas de agua clara que se pueden disfrutar desde cualquier punto ya que tiene una costanera amplia, limpia y agradable. Nos contaron que surgió como un barrio para personas pudientes que vivían en la vecina Comodoro Rivadavia, que está a tan solo 14 kilómetros desde aquí.
Visitamos Punta Marques, una reserva natural cuyo principal atractivo es el cuidado y preservación de lobos marinos de un solo pelo. Se encuentra localizada al sur de Rada Tilly y es posible llegar hasta allí en carro, por una carretera de ripio bien consolidada. Durante el trayecto hay diferentes miradores panorámicas donde los parapentistas aprovechan para dar marcha a sus vuelos.
Nos tocó ver un gran espectáculo. En lo alto de la reserva hay un centro de interpretación y un mirador donde la panorámica de Rada Tilly es maravillosa y se alcanza a ver Comodoro Rivadavia con sus accidentes geográficos.
Compartimos con Carlos y Lily, una pareja de viajeros argentinos que viven en Rosario y nos reencontramos con Micaela, otra viajera que conocimos en Punta Arenas. Vivimos una semana santa en paz y armonía, con buenos servicios y un buen camping. La gente de recepción, fantástica. Nos permitieron usar parte de su oficina para adelantar nuestra página web y hasta nos hicimos amigos de Claudia, la encargada. Mientras nosotros trabajábamos, ella pintaba. Al salir del camping, nos regaló una pintura hecha sobre una roca, con nuestras caras y un bonito mensaje.
Para nosotros es una obra de arte que conservamos como un tesoro. El valor de cada objeto depende de el significado que tenga en nuestros sentimientos.
Visitamos el centro de la provincia del Chubut: Sarmiento. Está a unos 150 kilómetros y tiene un típico paisaje patagónico con vegetación espinosa y árboles que se inclinan por la fuerza de los vientos. Tiene balancines esparcidos por mesetas agrestes.
El atractivo Lago Musters con sus Cisnes cuello negro nos sirvió como parada de descanso y donde preparamos nuestra comida.
Pasamos por Comodoro Rivadavia, una de las ciudades mas grandes de la Patagonia. Es una ciudad petrolera con bonitas vistas al mar. Visitamos el centro y su catedral dedicada a San Juan Bosco.
Paseamos por la costanera y algunas de sus calles. En realidad no nos gustó mucho así que seguimos nuestro camino. Conocimos la Caleta Córdova y el faro San Jorge, un recorrido recomendado en información turística, que solo agrega kilómetros a la ruta.
Nuestro objetivo era llegar hasta Puerto Madryn pero se nos hizo noche y paramos en una YPF muy cómoda, donde hicimos noche.
Seguimos hacia Trelew y mas adelante encontramos la escultura de un Dinosaurio, según leímos en el cartel, la más grande del mundo.
Era realmente gigante. Representaba al animal terrestre de mayores dimensiones descubierto hasta hoy. Continuamos por la ruta que se hacía monótona debido a lo repetido del paisaje. El cielo barrido por el viento era una característica que nos llamaba la atención.
Al llegar a Puerto Madryn y como de costumbre, entramos a información turística para tener mapas e informaciones. Nos confirmaron que Punta Tombo, la mayor pingüinera de América, estaba cerrada porque estaban en plena migración. Salimos a caminar por el centro, su catedral y zona comercial. Nos pareció una ciudad agradable y con estilo.
Mas tarde fuimos en la negrita desde el norte, muelle Almirante Storni y retornar al sur pasando por toda la costanera, hasta donde está el monumento al indio Tehuelche.
Nos encantó la costumbre local de reunirse en las costaneras a conversar cómodamente sentados en las reposeras a tomar el mate y observar el atardecer.
Nos instalamos en el camping ACA que tenía excelentes servicios a un excelente precio: U$12 por noche.
Al día siguiente partimos hacia el mayor atractivo: Península Valdés. Teníamos la ilusión de observar ballenas. En el punto de acceso pagamos U$10 p.p. recibimos los mapas y las instrucciones para la visita. Te dejamos el enlace para que puedas revisar los precios y la información general, haciendo click aquí.
Luego de pasar por el punto de acceso continuamos la ruta perfectamente pavimentada que corre sobre el Istmo Ameghino que la une al continente. A cada lado se forman golfos: San José al norte y Golfo Nuevo al sur que es el lugar elegido por la ballena franca austral para tener sus crías.
Esta península fue declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en el 2.000.
Pasamos luego al centro de visitantes donde recibimos toda la información requerida para la visita, y nos aconsejaron el recorrido que debíamos seguir y las horas de las mareas a tener en cuenta y pasamos al centro de interpretación. Allí aprendimos que las Orcas no son ballenas. Son defines enormes y bellos que por esta época suelen hacer su aparición, si es que tenemos suerte.
Una visita en la que aprendimos sobre la Ballena Franca Austral, las Orcas, las mareas e información que complementa de excelente forma nuestra estadía. Desde aquí nos fuimos a Puerto Pirámides donde termina el pavimento. Es el único pueblo con hospedajes, combustible y servicios.
Buscamos el camping municipal que no estaba funcionando pero sus puertas estaban abiertas, esto significa que podríamos pasar la noche pero allí no había ningún servicio y era gratis. Nos instalamos e intentamos trabajar con el portátil pero el viento no nos dejó.
Por la tarde nos fuimos al mirador de punta pirámides donde apreciamos una gran colonia de lobos marinos en sus acantilados. También pudimos ver infinidad de aves y una imponente vista de golfo.
AL día siguiente nos levantamos temprano y tomamos la ruta que nos indicaron en el centro de información. La R3 al norte con destino a Caleta Valdés.
Ruta en ripio con forma de serrucho, polvorienta. Había una buena cantidad de fauna, esta vez con una ave que no conocíamos: la Martineta. La caleta es un accidente geográfico de asombrosa belleza donde pudimos volver a apreciar una colonia de pingüinos de Magallanes.
5 kilómetros más adelante esta Punta Cantor, un apostadero de elefantes marinos. Posee varios senderos interpretativos donde pudimos ver los peludos y las maras (roedores) o liebres patagónicas. Se diferencia de las otras liebres por la presencia de una franja blanca en su cuerpo. Muy agradables los senderos y los paisajes. Una combinación extraña de una inmensa aridez con la abundante vida tanto en tierra como en el mar.
Cuando arrancamos hacia Punta Norte, bromeábamos acerca de la posibilidad de ver Orcas, debido a que la guía que habíamos leído, insistía en la enorme suerte que se debía tener para verlas. Así que le dije a Martha: hoy es el día de las Orcas.
Las instalaciones organizadas junto con los miradores y las pasarelas lucían muy bien. También el clima nos favorecía. Cuando estacionamos todo indicaba que este era el día. 🙂
Bajamos nuestros binoculares y a disfrutar de esta maravilla.
Primero nos fuimos hacia el mirador desde donde comenzamos nuestra búsqueda de Orcas. Gentes de todo el mundo con potentes cámaras y toda clase de lentes, aguardaban pacientemente. Saludamos al guarda parques y luego de una corta conversación que inevitablemente tocaba el tema viajero y de nuestra nacionalidad, nos contó que mucha gente venía a este sitio aunque pocos tenían la suerte de ver las Orcas.
A los cinco minutos su radio empezó a recibir transmisiones de otro guarda parques y con emoción nos dijo: los colombianos trajeron las Orcas.
¡Nos tocó un espectáculo bellísimo!
Las Orcas estaban a pocos metros. Muy emocionados (todos) asistimos a este espectáculo natural que no es fácil de observar. La suerte de estar el día adecuado en el sitio ideal para verlo.
Y no solo era una manada. Eran dos e iniciaron su ritual de caza, con su varamiento intencional en la playa, de modo que lograban ahuyentar a los lobos, quienes al verse atacados salían de la playa hacia el mar, donde estaba la segunda manada alimentándose. La caza la compartían luego.
Este varamiento es un método de caza único y algo arriesgado, ya que la Orca encalla voluntariamente en la playa para atrapar alguna cría de lobo marino, en ese intento podría quedarse realmente varada sin posibilidad de regresar al mar. Un privilegio que duró cuatro horas, hasta que partieron. Esta ha sido una de esas experiencias que marcamos con una gran estrella. Al final le pedimos a un fotógrafo, nos regalara algunas tomas (las tres anteriores) para nuestra página. Cuando nos las envío, descubrimos que se trataba de el fotógrafo profesional Claudio Nicolini que además tiene un bella página web imagenesenpatagonia.ar con un trabajo realmente sobresaliente. Gracias Claudio.
Regresamos a nuestra base en Puerto Pirámides muy felices del día que hemos vivido. Visitamos también el mirador Isla de los Pájaros que alberga una enorme cantidad de aves. Hay una réplica de la capilla del Fuerte San José.
También había una historia de El Principito acerca de los nexos que tuvo su autor con la Patagonia. ¿Habrá logrado parte de su inspiración por estas tierras?
Regresamos a Puerto Madryn y en el camping ACA nos encontramos de nuevo con Carlos y Lily. Deliciosa charla viajera matizada con buenos vinos, fueron el cierre de este fantástico recorrido por la ruta Azul de la Argentina.
Dejamos nuestras mejores fotos en nuestra página de Flickr. Los esperamos en nuestra próxima historia.
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