33. Trujillo
Bien de mañana, iniciamos nuestro camino desde Cajamarca. La vía está en regulares condiciones y hay interrupciones en la vía por trabajos. Al llegar al pequeño pueblo de San Pedro, hicimos nuestra primera parada en el complejo ceremonial Kuntur Wasi.
La entrada nos costó, como estudiantes, PEN 4 p.p. Está ubicado en el cerro La Copa. El descubrimiento de nueve tumbas especiales con la asociación de cerca de 200 piezas de oro, bien elaboradas artísticamente y cerámicas finas, ha causado gran interés, no solamente del mundo científico sino también de los pobladores de la provincia de San Pablo y la región de Cajamarca.
Los resultados de las excavaciones efectuadas en el Templo ceremonial de Kuntur Wasi, han permitido aclarar la secuencia cronológica y ocupacional del sitio; dividida en cuatro fases: Fase Ídolo 1100-800 a.c. Fase Kuntur Wasi 800-500 a.c. Fase Copa 500-250 a.c. y Fase Sotera 250 -50 a.c.
Los resultados de las investigaciones arqueológicas, han sacado a la luz la historia de una civilización andina en la sierra Cajamarquina. Con el apoyo de Japón, se han realizado 12 temporadas de excavación, con estrecha colaboración de los pobladores, quienes administran hoy el museo, donde se puede observar la orfebrería mas antigua de América del Sur. Y en realidad que llama la atención, ver piezas tan bien trabajadas y de gran tamaño. Una visita que se hace fácil y recomendable cuando vamos en nuestro propio vehículo. Si no, podrás obviarla.
Seguimos nuestro camino, pasando por Chilité, Salitre, Llallan, para bajar hacia un enorme valle. En Tembladera, hay una enorme represa de agua azulada, llamada El Gallito Ciego, que contrasta la vida que le da a la zona, con sus áridos alrededores.
Mas adelante, ciudad de Dios y llegamos a Trujillo. Una vía recta llena de pueblitos y paralela a la costa. Casi todo su trayecto se atraviesa por el desierto de Sechura, de modo que el camino se torna un poco desolado y a veces, triste. Sin embargo, cuando empiezan a aparecer enormes plantaciones, el paisaje se llena de verde y sorprende un poco pasar de la sequía inmensa del desierto al verde de la vida, en un valle fértil que ha sido posible al sistema de irrigación de Chavimochic, que alimentado por el río Santa, irriga los valles de Chao, Virú, Moché y Chicama, convirtiendo a Perú, en uno de los líderes mundiales en producción de espárragos, además de grandes extensiones de caña de azúcar. Han ganado al desierto más de 66.000 hectáreas. Interesante, verdad?

Con James, Sarita, Tirsa y Martha
A Trujillo, llegamos a casa de la familia Javes Pertuz, con James y Sarita, una pareja de médicos, con una bonita familia, de esas en las que aún los valores, son la base. Viven en una casa grande y ubicada en un agradable barrio, junto con su hijo, Alex, médico recién graduado, Daniel, el padre de James y Tirsa, la madre de Sarita. Nos acogieron con mucho cariño y sencillez. Muchas gracias amigos, por hacer parte de nuestros sueños.
Centro histórico de Trujillo

Plaza de armas de Trujillo
El centro histórico tiene construcciones coloniales e iglesias. Su plaza de armas es reluciente (observar el piso en la foto) y en el centro está ubicado el monumento a la libertad, que representa el proceso de independencia del país.
Es la capital del departamento de La Libertad y es la ciudad mas poblada al norte del Perú. La fundó Francisco Pizarro, quien la llamó así, en honor a su ciudad natal en España. Es llamada la ciudad de la eterna primavera, la capital nacional de la marinera y la cuna de caballos de paso peruano. Alrededor de la plaza hay un conjunto de edificios coloniales muy bien conservados y abundan las mansiones elegantes. Está la basílica menor o catedral y al lado, una construcción azul que corresponde al palacio episcopal, en donde puedes visitar una bellísima capilla, que puedes ver en la foto que sigue. No te la pierdas.
Nos dejamos llevar por algunas de sus calles, en especial de la peatonal, en donde conocimos la casa de la emancipación, en donde actualmente funciona una entidad bancaria. Es llamada “la casa de las ventanas” y si visitas su interior, encontrarás el original de la Real Cédula, firmada por el emperador Carlos V, en 1.537, que otorga el escudo de armas a Trujillo, tiene salas de exposiciones temporales y una sala permanente, en honor al poeta Cesar Vallejo. La entrada es gratuita. Además es una casona muy bella.
Visitar el museo del juguete, a pocas cuadras de la plaza de armas y propiedad del reconocido pintor Gerardo Chávez, es evocar el romanticismo de los viejos juguetes y de nuestra infancia. Datan desde la prehistoria, hasta los años 50. Y es que en los tiempos modernos, la tecnología ha borrado lo que solían ser los juguetes con que de pequeños, inventábamos las mejores y más increíbles historias. El valor de la entrada es PEN 10 p.p.
Y tal vez, uno de los mejores ceviches que hemos comido, está aquí, en esta ciudad. Bien ganada tiene su fama este plato en el norte del Perú. Su sabor, la presentación del plato y la buena atención, hace de este sitio, uno de los ganadores. Sobran las palabras con la imagen y al verlas, esperamos encontrar de nuevo un manjar de estos o quien sabe, volver algún día a este restaurante.
Para complementar nuestra visita, hicimos el recorrido turístico en el turibús, donde apreciamos la universidad nacional de Trujillo, la cuarta más antigua del Perú, fundada en 1.824 por el libertador Simón Bolivar.
En su parte exterior, tiene un bello mural compuesto por 30 millones de piezas de mosaico de 1 centímetro cuadrado. Es enorme. Conocimos la iglesia y monasterio del Carmen. No es muy interesante el recorrido y recomendamos a cambio, hacerlo por cuenta propia.
Alrededores de Trujillo
Dentro del área metropolitana se destaca la existencia de 2 zonas arqueológicas: Chanchán y las huacas del Sol y de la Luna que pertenecientes a las culturas Moché y Chimú. Son sitios que tienes que visitar si estás en Trujillo. Hay buena oferta de paquetes y tomamos un tour de un día completo, que nos costó PEN 30 p.p sin el costo de las entradas a los diferentes museos. Es mas barato que ir en nuestro carro y tienes guía. Lo molesto, ya por experiencia sabemos, son los tiempos limitados de los guías, que en su afán de cumplir con los horarios, limitan el tiempo de visita. Son culturas pre-incas, muy interesantes y valiosas.
Las huacas del Sol y de la Luna

Figura del dios Ai-Apaec
Seguimos pisando la historia en nuestro recorrido. Ahora es la oportunidad de conocer el santuario de la cultura Moché, ubicada a tan solo 5 kilómetros de Trujillo y se desarrolló entre los siglos 100 hasta 700 D.C. Fueron grandes ingenieros y arquitectos, usando como materia prima base, el adobe. Construyeron complejos religiosos y administrativos de carácter monumental, conformados por palacios y templos (o huacas) en forma de pirámide trunca, las que revestían con murales en alto y bajo relieve y pintados con colores extraídos de la naturaleza, donde plasmaron a dioses, mitos y leyendas y su cosmovisión.
Impresionante el avance que demostraron en la metalurgia. Mucho antes que en Europa, los Mochicas doraron el cobre y con sus técnicas, fabricaron herramientas, armas, atuendos, emblemas y ornamentos para sus rituales. Considerados como los mejores ceramistas del Perú antiguo, apreciamos los ceramios que representaban animales, divinidades, mitos, etc. nos llamó la atención la asombrosa expresividad, perfección y realismo con que los dotaban. De este arte sobresales los huaco retratos y los huacos eróticos. Fueron también grandes navegantes, construyeron los caballitos de totora, que hacían los mas pequeños para la pesca y los mas grande para viajar a costas ecuatorianas de donde traían la concha espóndilus, sagrada para los moché y en general para todas las culturas costeñas del perú.
La huaca del Sol es un inmenso edifico que mide mas de 40 metros y no se visita porque no esta aun estudiada y no hay presupuesto. Se cree que fue el centro administrativo. La huaca de la Luna mide 21 metros y presenta 3 terrazas. Se destaca por sus bellas pinturas murales, una de las cuales representa el fiero rostro del dios Ai-apaec y otro muro recientemente encontrado de 7 pisos y el mural de los mitos, que es la fachada norte del templo viejo. Las pinturas son de 5 colores: blanco, negro, rojo, azul y amarillo.
Es una visita que disfrutamos bastante. Y la capacidad de asombro y respeto por las culturas milenarias se sigue ensanchando, haciendo que nuestra imaginación vuele tan lejos como las sensaciones que nos producen las maravillas que tenemos ante nuestros ojos.
Al terminar, fuimos a tomar en almuerzo en el típico restaurante El Sombrero, donde pudimos apreciar el famoso baile de la Marinera, típico de esta región.
La ciudadela de Chan Chan
Muy cerca de la ciudad, a 5 kilómetros hacia Huanchaco, se llega por la autopista que conduce al norte y se entra por una vía sin asfaltar, en buen estado. Al iniciar el recorrido, de nuevo y pedimos excusas por ser repetitivos, asombrados vimos las inmensas murallas que rodeaban la ciudadela, construida alrededor de 1.300 años D.C.
Es la mayor ciudad de adobe del mundo y la mayor ciudad precolombina. Y cuando decimos mayor, resulta realmente enorme, es la sensación de caminar por sus anchas avenidas, que se conservan a pesar de los cientos de años que han pasado. La perfección en la inclinación de sus muros y el detalle de sus decoraciones en alto relieve, nos aviva la imaginación y si te dejas llevar, casi que puedes sentir la algarabía de los 60.000 habitantes que vivieron en esta ciudadela. Deja volar tu imaginación sin límites. Este es un sitio sagrado, que te sacará de tu realidad.
Esta maravilla está declarada como patrimonio de la humanidad por la Unesco y está conformada por calles y avenidas bien delineadas, que separan depósitos, pozos de agua, talleres, palacios de la nobleza y plataformas funerarias, teniendo una sola puerta de entrada en el lado norte. Está frente al mar y está cerca de la desembocadura del río moché. Ocupa 24 kilómetros y su grandeza es asombrosa a pesar del gran deterioro debido a las devastadoras inundaciones y fuertes lluvias sufridas por el fenómeno del niño y la cercanía al mar. Era rica en oro, plata y cerámica, razón por la que los invasores españoles, la saquearon. En su época de gloria, este maravilloso santuario, albergaron a los reyes Chimú.
Todas sus paredes están decoradas en alto relieve, con finas representaciones de peces, olas y redes de pesca, así como pelícanos y nutrias. Y la dirección en que “nadaban” los peces, daba la orientación para quienes transitaban por sus calles.
Su patio central es un enorme patio ceremonial restaurado con paredes de 4 m de grosor, decorada con diseños geométricos recreados. También hay un mausoleo donde se enterró a un rey con sacrificios humanos. Hay una sala de asambleas con una acústica espectacular y permite escuchar claramente a un orador. Así mismo hay un gran deposito de víveres que permitía almacenar todos los tributos que entregaba el pueblo al rey.
Se supone que cada uno de los palacios pertenecía a un gran gobernante y que cuando este moria era enterrado en el sector de las plataformas funerarias. El palacio le seguía perteneciendo a sus parientes y continuaban viviendo y se encargaban de rendirle veneración. El siguiente gobernante tenía que construir su propio palacio, en el que vivía y se enterraría al morir. Esto es, cada palacio fue construido uno después de otro, según morían sus gobernantes. Se cree que la cultura Chimú, sucedió a la Mochica, alrededor de los 700 años a.c. y fue conquistada por los Incas. Solo por ejercer el derecho de ser imaginativos, solo pensemos por un instante si en sus montañas hubieran tenido mármol, en lugar de barro. Sería una absoluta maravilla, verdad?
Huanchaco, al atardecer.
Es una apacible aldea de pescadores y es el destino playero de los trujillanos y se caracteriza porque los pescadores siguen usando las mismas barcas de juncos que aparecen en la cerámica moché hace 2.000 años: los caballitos de totora.
Caminamos por su muelle, luego de pagar PEN 0,50 p.p. Nos llamó la atención la venta de mesmes, que sirve como carnada para pescar o para hacer un coctel. Visitar Huanchaco al atardecer, es un cierre de día fantástico, que te dará algunos minutos para decantar el buen sabor de visitar los sitios arqueológicos que desafían la imaginación y rebozan de encanto.
El señor de Sipán. (Chiclayo)
Imposible no visitar al señor de Sipán, en Chiclayo, capital de Lambayeque. Desde Trujillo, se recorren 260 kilómetros y pagamos PEN 24,80 en peajes por una buena vía. Debido a nuestro GPS iniciamos por el museo de sitio de Sipán, que queda a unos 27 kilómetros de Chiclayo, por una vía en mal estado. Aquí terminamos de ampliar nuestros conocimientos de la cultura Chimú, parte norte. Esta cultura surgió como resultado de la cultura Mochica y Wari, teniendo como centros de origen los valles del Moche y Chicama. Su nombre, es la huaca rajada de Sipán.
Visitamos el museo, interesante de recorrer y muy bien documentado. No te lo pierdas. Al terminar, la huaca rajada. El núcleo del museo se desarrolla en la exposición de los hallazgos de las últimas tumbas recuperadas en las plataformas funerarias, entre las que se destaca la del señor guerrero, tumba 16.
Nos dirigimos a Lambayeque a conocer el museo de las tumbas reales de Sipán, luego de pagar PEN 12 p.p. y al guía PEN 30, que al hacer un grupo de 5 personas, sólo pagamos 6 p.p. No se permiten tomar fotografías lo que es una verdadera lástima. Y la razón que nos dio nuestro guía, es por el desorden en los recorridos. Al entrar, encontrarás un sitio donde te permiten guardar los celulares y cámaras. La visita inicia con un video y al haber visitado la huaca rajada, pues resultó mucho más ilustrativa. Tuvimos una muy completa explicación, con excelentes ambientaciones. Vimos las tumbas del guerrero, la del viejo señor de Sipán y la tumba del señor de Sipán, con su ropa de guerrero, pectoral de oro y otras, que es la atracción principal. Inaugurado en 2.002 y su diseño fue inspirado en las antiguas pirámides truncas de la pre inca cultura mochica.
Son 3 pisos, a las cuales se accede por una rampa, tal como accedían a los antiguos templos moches. El descenso esta muy bien ambientado. Para nuestro regreso, compramos los famosos KingKong en San Roque, dulces típicos de esta zona y que deben su nombre a su gran tamaño. Muy ricos.
La señora de Cao
Está ubicada a 60 kilómetros de la ciudad de Trujillo y el trayecto toma una hora aproximadamente. Hay que estar atentos a la señalización, porque es un laberinto entre cañaduzales sobre carretera sin asfaltar. Al llegar a esta tierra ancestral y milenaria, accedimos directo al museo “complejo arqueológico el Brujo”, denominada así, debido a que hasta 1.960, fue escenario de ritos chamánicos realizados por maestros curanderos del valle del Chicama.
El brujo presenta evidencias de una secuencia cultural mas prolongada que la de ningún otro sitio de la costa norte de el Perú. El proceso se inició en huaca prieta hace 14.000 años, con una ocupación de cazadores y recolectores. Luego continuó durante el precerámico, con presencia de grupos humanos que experimentaron con la agricultura(6.000 a.c.) mas adelante se desarrollaron allí sociedades complejas, como las de Cuspinique (8.00a.c), Salinar (400a.c), Mochica (100 a. c), Lambayeque (900 d. c.), Chimú (1.100 d. c) e Inca (1.470 d.c) tampoco fue abandonada esta zona en el periodo colonial (siglos xvi y xix) ni durante los periodos de la época republicana y aún en la actualidad la cultura viviente da fe de la continuidad de una fuerte tradición a través de el tiempo.

Con nuestro amigo Alex, quien gentilmente nos acompañó al museo.
En el museo, en el que tampoco se permiten fotografías, se pueden apreciar interesantes piezas arqueológicas, siendo la atracción principal, la primera gobernante del antiguo Perú, la señora de Cao, enterrada hace unos 1.700 años. La entrada vale PEN 10 p.p. y el guía (no obligatorio, pero muy deseable) PEN 30.Esta poderosa dama nos manifiesta el valor de la mujer en la historia y demuestra que ellas también pudieron gobernar culturas del pasado, ejerciendo poder político en el valle de Chicama, en un pueblo bien organizado y temeroso de sus dioses. El estado casi perfecto de momificación de la soberana, así como la belleza de su ajuar, que incluye collares, narigueras y pendientes, hasta enormes báculos que representaban su poderío, hace que esta sea una visita obligada e interesante.
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Al visitar la pirámide, pudimos observar en las paredes de algunos sectores, coloridos murales con la iconografía típica moche.
Cada día nos gusta más esta vida de viajeros, que sin afán, disfrutamos de la historia antigua, la cultura, los paisajes, la gastronomía y la gente. Es una gran oportunidad que nos da la vida y la estamos aprovechando al máximo, llenando cada día de colores, sensaciones y experiencias. Y mucho más, cuando tenemos la posibilidad de conocer y compartir con nuestros amigos James&Sarita, Alex, el fantástico abuelo Daniel (con quien nos hubiera encantado compartir más tiempo) y Tirsa. Muchas gracias por su cariño y los llevamos en nuestro corazón. ¡Gracias!
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