27. Guayaquil
Salimos desde Cuenca, que es una ciudad de la que cuesta partir, rumbo a Guayaquil. Con un lindo día, pudimos visitar el parque nacional El Cajas. Hay un mirador para la laguna Toreadora y una muy buena estructura turística. Nos registramos y nos enteramos que la noche vale u$2 para ecuatorianos y u$4 para extranjeros. El frío es intenso, pero el sitio es muy bello y tiene varios senderos para Trekking de 3, 5 y 7 horas bien demarcados, Está situado a 33 kilómetros de Cuenca, con un ecosistema de páramo con más de 178 lagunas.
Esta gran cantidad de lagunas regulan y conservan los riachuelos, tales como el Tomebamba, el Mazan, el Yununcay y el Miguir. Nacen en El Cajas y abastecen el agua potable de la ciudad de Cuenca. En este parque se destaca la formación de bosque de polypepis (Quinoa) o árbol de papel, el cual tiene entre 8 y 10 metros de altura. Crecen a orillas de las lagunas y en lugares rocosos. También observamos la loma de las 3 cruces, que es una de las partes más altas del parque y dice la leyenda, que su nombre se debe a muchos que intentaban pernoctar allí y por el frío intenso, no lograban ver el amanecer. Más adelante están los paredones de Molletur, que no pudimos ver por una cerrada neblina.

Laguna Toreadora
Recorrimos 213 kilómetros, en los que pagamos 2 peajes, es decir u$2. Nuestro destino, Guayaquil, la capital de la provincia de Guayas, la ciudad más poblada y grande del Ecuador. Es un polo económico y de desarrollo urbanístico y que cada día atrae a más turistas. Tuvimos la grata oportunidad de ser recibidos por la familia Vanoni Viteri, conformada por Xavier, Carmen, sus hijos y la adorable abuela Haydee, suegros de mi sobrina Ana María. Y esta es una de esas oportunidades que nos da la vida en este viaje: conocer y compartir con personas que enriquecen nuestra experiencia, en especial por tanto cariño y generosidad. Nos hicieron sentir parte de su familia, convirtiéndose en magníficos anfitriones y amigos. Muchas gracias! Los llevamos en el corazón.

Con la abuelita Haydee. Una dulce y adorable mujer 🙂
Además, para un tipo de viajes largos, que como el nuestro, es de presupuesto ajustado, unas “vacaciones” tan confortables, ayudan a reponer fuerzas y alegrar el espíritu. Al llegar y romper el hielo, nos ofrecieron de almuerzo un ceviche de camarón, de esos que se no se olvidan. Delicioso! Y para rematar el día, nos hicieron un recorrido por la ciudad, que cada vez nos parecía más grande, extendida y con mucha vida. Samborondón, que es el cantón frente a Guayaquil, es una zona con grandes avenidas, con un moderno urbanismo, adornada con bonitas construcciones y centros comerciales y que nos hizo sentir como si estuviéramos en Miami. Vale la pena un recorrido por esta parte.

Centro comercial en Samborondón.
Durante nuestra visita de 14 días en Santiago de Guayaquil, pudimos conocer la ciudad de la mano de nuestra anfitriona Carmen, y su sobrino Roberto, de la mejor manera. Además, visitar la empresa familiar: un ejemplo de disciplina, constancia, trabajo duro y honesto. Tuvimos la grata oportunidad de conocer la empacadora Omarsa, las camaroneras y los laboratorios, de la familia Vanoni, una de las más importantes del Ecuador y el primer productor de camarón en el mundo en obtener la certificación de la “Aquaculture Stewardship Council” (ASC) según nuestras lecturas en la web. Para los curiosos, les dejamos el enlace aquí.

Empacadora Omarsa
Y bueno, con esa introducción, ya se podrán imaginar el tipo de empresa que visitamos. La empacadora, tiene un impecable manejo del frío, con instalaciones modernas y en proceso de expansión, pudimos comprender esta actividad industrial, de la mano experta de Juan Carlos Vanoni, hijo de Xavier. Nos impactó el cuidado de los detalles en el empaque final, para cada uno de los productos, pues cada país tiene sus cortes y particularidades específicas. Su mercado principal, es el extranjero, en varios países del mundo. Y si nos impresionó la planta, aún más la posibilidad de visitar su camaronera Puná, en el helicóptero de la compañía, piloteado por el capitán Nicolás.
La isla de Puná, es la más grande del golfo y en un espectacular vuelo de 40 minutos, pudimos apreciar las inmensas camaroneras y la majestuosidad del río Guayas, así como apreciar la gran dimensión de la ciudad. Al aterrizar en las instalaciones, se comprende mucho mejor el manejo de las aguas hacia las piscinas, la siembra y cultivo del camarón, hasta que es cosechado.

Cultivos de camarón. Vista de algunas piscinas
Pero especialmente, las instalaciones impecables, bien ordenadas y la preocupación constante por la comodidad de los colaboradores de la compañía. Además, la respetuosa y amable manera en que Xavier comparte con sus colaboradores, nos encantó. Y de nuevo hacia el helicóptero, que dicho sea de paso, era nuestra primera vez en un aparato de este tipo; una super experiencia! El laboratorio de larvas, también impresiona por el detalle de las construcciones y la gente que allí trabaja. Ahora si desde su nacimiento, vimos el proceso del camarón, manejado de una manera cuidadosa, responsable y ética.

Camaroneras en el río Guayas
Hicimos varios recorridos, que vamos a organizar de forma que resulte de fácil lectura. Recorrimos el parque histórico, de Santiago de Guayaquil, que es el nombre de esta ciudad. La historia de este parque: en el año de 1.896 un voraz incendio arrasa la ciudad quedando parcialmente destruida. Gracias al trabajo de expertos, han devuelto la vida a estas antiguas construcciones que fueron restauradas, transportadas hasta el parque y vueltas a reconstruir pieza por pieza, logrando así una perfecta recreación del Guayaquil del siglo pasado.

Casona reconstruida en el parque histórico.
En la zona se levanta el Guayaquil antiguo con museos, restaurantes y cafetería, agencias bancarias, talleres de oficios tradicionales, salas de exposiciones y audiovisuales. Realmente es un sitio que vale la pena conocer. Impresiona por su singular belleza, más cuando se comprende que son las construcciones original del viejo Guayaquil.
Hacer el recorrido en el Turibús, es siempre una opción recomendable para hacerse una idea de la ciudad que vamos a recorrer. Lo tomamos en la segunda parada del malecón y no permite bajadas, es un circuito completo. Toma 1 hora y media y cuesta u$6 p.p.

Parque de las iguanas
Iniciamos nuestra caminata en el parque seminario donde está la catedral de San Pedro Apóstol y en el parque está el monumento ecuestre Simón Bolivar, que le da el nombre a su plaza. Este parque, también es llamado el parque de las iguanas, por la cantidad que allí viven en convivencia pacífica, al igual que las tortugas. En esta parque está la mamá de las iguanas, Priscila Ruiz, quien se encarga de alimentarlas y le dan vida, color y movimiento.

Catedral de San Pedro Apóstol.
Sin duda, una visita agradable. Entramos a la catedral, observamos dos imponentes torres que terminan en agujas góticas, la derecha afectada por un problema reciente, durante su reconstrucción. Un bello interior, que no te deberías perder.

Alcaldía de Guayaquil. Un bello edificio en el centro histórico.
Seguimos hacia la plaza de la administración, donde hay dos edificios patrimoniales: el palacio municipal y el palacio de la gobernación. Este paseo peatonal, tiene el monumento en homenaje al mariscal Antonio José de Sucre, rodeados de las fuentes de la gloria y de la gracia, además, se aprecia el conjunto escultórico que evoca la fragua de vulcano, reunión que selló el compromiso por la independencia, el 9 de octubre de 1.820.
Este relevante parque, muestra en primer plano la figura de José Joaquín Olmedo, quien tiene a su lado, los próceres que asistieron a la reunión. El palacio municipal, atravesado por el pasaje Arocemena, en honor al banquero y primer presidente de la junta de beneficencia municipal.
Este palacio, posee una cubierta de hierro y vidrio con cristales, que se nos pareció a la galería Victor Manuel II en Milán. Frente, está el palacio de la gobernación, con varios estilos arquitectónicos. Todas estas edificaciones, de singular belleza, como se puede ver en las fotos. En esta agradable caminata, se hace necesario buscar la sombra y tomar mucha agua, que para fortuna nuestra, hay vendedores ambulantes por todos lados.

La Rotonda.
Atravesamos hacia el malecón 2.000 o malecón Simón Bolivar, cuya historia data desde 1.820, cuando se llamaba calle de la orilla, porque bordea el río Guayas y a partir de 1.999 entró en una renovación urbana, realizada por la alcaldía de Guayaquil y hoy es uno de los íconos turísticos de la ciudad y es uno de los proyectos urbanísticos más exitosos de América y a nivel mundial, es considerado como espacio público saludable. Este sitio está lleno de naturaleza, historia, tradición, modernismo y belleza. Posee 2,5 kilómetros en los que se encuentran jardines, lagunas artificiales, fuentes de agua, miradores, muelles, monumentos históricos, como la rotonda, la torre morisca, la aurora gloriosa y la estatua de Olmedo, además de museos, cines, teatros centros comerciales y bares, parqueaderos.

Vista del malecón.
La torre morisca, una construcción con una base octogonal de 4 pisos y remata en una cúpula árabe de arquitectura bizantina, donde se encuentra un antiguo reloj, donado por Vicente Rocafuerte. Caminamos hasta la plaza de la rotonda, donde están Bolivar y San Martín, de pie, vestidos con sus trajes militares, en medio de un hemiciclo, con 10 pilares y 10 columnas, sobre las cuales están izadas las banderas de los países que liberaron. Es uno de los monumentos mas emblemáticos de la ciudad. También esta el aviso de Guayaquil.

Con Juan Pueblo, junto a la torre morisca.
Descansamos un poco en la banca que tiene a Juan Pueblo, un personaje popular, ícono de Guayaquil. El personaje representa al hombre humilde del pueblo, que busca la forma de salir adelante. El almuerzo lo tomamos en el Club Bankers, un restaurante en uno de los edificios más altos de Guayaquil y donde además de un delicioso almuerzo, probamos la Torta de Chocolate más deliciosa que existe.

Subida al cerro de Santa Ana
Otro recorrido que disfrutamos mucho, inició en el cerro Santa Ana: iniciamos en la plaza Colón, donde está el museo de Bomberos y el teatro José de la Cuadra, para representaciones al aire libre y el busto del capitán Francisco Orellana. Más adelante, la iglesia de Santo Domingo, una de las primeras construidas en Guayaquil. Luego hasta el puerto Santa Ana, donde nos deleitamos con una estatuilla de Julio Jaramillo, cantando sus canciones.

El maestro Julio Jaramillo, con nuestro uniforme
Es un complejo inmobiliario y turístico junto al río, de arquitectura moderna. Visitamos la plaza Pilsener, donde se desarrollan diversos eventos. Allí está el museo de Julio Jaramillo, lamentablemente cerrado. También los museos del Barcelona y Emelec y el museo de la cerveza. Desde allí, tomamos la calle Numa Pompilio Llona, con un trazado sinuoso y de calles empedradas, sobre las que se levantan hermosas casonas, con gran colorido y románticos senderos, llenos de un ambiente bohemio. De allí, hacia el cerro Santa Ana, lugar donde nació Guayaquil en 1.534 en el período colonial.

Cerro de Santa Ana, visto desde el Helicóptero
Es uno de los miradores mas importantes. Se aprecia la intersección de los ríos Daule y Babahoyo, que forman el Guayas, al norte. Al sur, el casco comercial de Guayaquil. Al este, la isla de Santay y Durán, y al oeste, el cerro del Carmen y la ciudad.

Ultimo escalón número 444. Empapados y felices!
En el eslabón 10 está el busto de Diego Novoa, en el 123 la fuente de el cerro, en el 163 está la espada de Santiago, en el escalón 380 está el museo naval fortín, creado para resaltar la importancia marítima de la ciudad puerto y recoge la historia de la defensa contra los piratas y en la 444, está la plaza de los símbolos, lugar en que la ciudad rinde homenaje a sus símbolos patrios.
El faro en la parte mas alta del cerro, tiene una escalinata interior con 52 escalones, que ofrece un sitio estratégico y se puede apreciar a toda la ciudad en su esplendor. También hay otra estatua de Juan Pueblo y la capilla del cerro Santa Ana. Esta es una obra actual del municipio de Guayaquil y forma parte de la renovación urbana. En realidad es un recorrido que vale la pena y además es muy seguro. Decimos esto, por las continuas advertencias que recibimos y que por la buena vigilancia que sentimos en estas calles, vale la pena resaltar. Y la limpieza, impecable. Nos encantó haber vivido esta parte de la ciudad, en un día que aunque muy caluroso, nos permitió unas fotos muy especiales.

Plaza de los símbolos.

Desde la torre, la parta más alta del cerro Santa Ana
Que bien por Guayaquil y su cara turística! Eso sí, bajo el sol abrazador, tuvimos necesidad de hacer algunas paradas en los abundantes comercios que existen en el Malecón. Sobre el medio día, estábamos empapados, pero felices. Una de las insignias, la noria gigante.

Noria del Malecón 2.000

Con impresionantes miniaturas e información amena y valiosa, éste museo es de obligada visita.
Visitamos el Museo Miniatura, que cuenta la historia desde el siglo XVI hasta hoy, a través de estatuillas del escultor Guayaquileño Edgar Cevallos Rosales. La entrada vale u$5 p.p. y se recorre en una media hora. No lo dejes pasar. Con una generosa información e impresionante detalle, nos transportó en el tiempo y aprendimos mucho de esta gran ciudad. Además, tiene un aire acondicionado especialmente encantador en estos momentos.

Museo, cerca de la noria, en el Malecón.
De este mismo autor, es el monumento de Guayas y Kil. Recorrimos los 2,5 kilómetros hasta llegar al palacio de Cristal y el emblemático Club Unión.

Palacio de cristal.
Observamos el arte de la calle, arte popular. Es una expresión de los pueblos y su gente. En Guayaquil, sus calles y espacios públicos, ofrecen una gran variedad de murales que cuentan la historia, sobre diversos tópicos sobre leyendas, costumbres, tradiciones, aficiones y demás. Este arte principalmente se puede apreciar en pasos elevados, parques, plazas y edificios que se convierten en lugares pintorescos. Aprovechamos para comprar nuestros pasajes, para visitar las islas Galápagos, uno de los destinos más conocidos de este hermoso país y que disfrutaríamos por una semana.

Santuario de la Divina Misericordia
Conocimos el santuario de la Divina Misericordia, sitio a donde llegó el papa Francisco a Guayaquil. Se encuentra en las afueras y es considerado el segundo mas grande, después de la catedral de San Pedro. Está ubicado en el kilómetro 26 vía a la costa.
De camino, visitamos el orquideario Ecuagenera, que es fantástico!
Y luego, a visitar el cementerio patrimonial de Guayaquil, declarado patrimonio cultural del Ecuador. Cuenta con esculturas de gran valor, de autores europeos y americanos. La belleza de sus obras, lo convierten en museo al aire libre mas grande y hermoso del Ecuador. Nos encantó! Hay obras muy bellas y que conmueven, como la que viene a continuación:
La guía a la eternidad, está compuesta por 4 rutas: la de los próceres, presidentes, escritores y artistas y la ruta de bellas artes. Cada una con su respectivo mapa, que ayuda que la visita sea completa. Esta guía la puedes obtener gratis en las oficinas de turismo de la alcaldía y es necesaria para que organices la visita. Este cementerio es muy grande. Tumbas de personajes muy famosos y relevantes, pero nuestro objetivo era la de Julio Jaramillo, el ruiseñor de América, que nació y murió en Guayaquil. Si solo quieras visitar esta tumba, la entrada es por la puerta número 13.

Tumba de Julio Jaramillo
Nuestros anfitriones Xavier y Carmen, nos llevaron a Playas a 96 kilómetros de Guayaquil, también conocido como general Villamil. Es el balneario de los Guayaquileños. Disfrutamos de unos preciosos días con bellos atardeceres y deliciosas comidas. También conocimos Posorja que es una de las 5 parroquias rurales que pertenecen al cantón de Guayaquil. Esta situada en el canal del morro, frente a la isla Puná. Es uno de los principales puertos pesqueros de la provincia de Guayaquil.

El bello canal del Morro.
Este lugar es rico en fauna y se pueden apreciar garzas, piqueros, fragatas y delfines. Llegamos al morro y nos embarcamos en puerto. Sus manglares forman parte del sistema nacional de áreas protegidas del Ecuador. Recorrido en lancha de 2 horas, por los manglares del estero del morro y en el canal, apreciamos garzas rosadas, delfines, hasta la planta de atún La Real, inmensa y con una gran flota de barcos.

Cangrejos listos para vender. Vienen amarrados en planchas. Un fascinante colorido de vida.
La parte gastronómica es de lo mejor. Tanto que facilitamos el contacto de la universidad de los Chef, con una universidad en Colombia. Ojalá, que a nuestro regreso, podamos tener platos que aunque no son famosos en el mundo, ofrecen una experiencia inmejorable al paladar. Hay los deliciosos, famosos y costosos que apreciamos por su arte culinario, como también sitios más pequeños, que ofrecen comidas deliciosas. Este es el caso del mono Pícaro, ubicado en Los Ceibos y ofrece encebollado, ceviches, encocados, corviches, sango, bollo, torta de verde, pastelillos, empanadas de yuca, de verde y viento de queso, pollo, carne y camarón, torta de verde, pastelillos de pollo y carne, todos a cual más de ricos. Su decoración es muy agradable y la atención, de lo mejor.
Sin ninguna duda, Guayaquil tiene un especial encanto! Sus monumentos símbolos
Los símbolo de la ciudad, están plasmados en esculturas que adornan sus calles. Trilogía animal: El monumento al papagayo evoca al ave símbolo de Guayaquil, mide 12 metros y está cubierta con cerca de 70 mil piezas de cerámica de diferentes colores elaboradas a mano. La escultura del papagayo de Guayaquil es el tributo a una especie endémica que se encuentra en peligro de extinción. Habita en bosques húmedos y secos del Litoral ecuatoriano y entre sus características destaca su colorido plumaje. Se dice que son monógamos porque tienen pareja y uno de ellos muere, el otro pierde su capacidad reproductiva y no tarda en morir a causa de la depresión. La escultura esta ubicada en la sexta etapa de la ciudadela La Alborada, mide 12 metros de alto y está cubierta de 70 mil piezas de cerámica.

La escultura del Papagayo.
La escultura de la iguana, rinde homenaje a un animal emblemático y representativo de Guayaquil por ser una especie endémica. Según los biólogos, las iguanas se establecieron desde el inicio de la ciudad, en época de la colonia, debido a que la urbe está rodeada de agua, manglares y árboles. Estos reptiles son muy comunes en diferentes parques de la ciudad, donde interactúan amigablemente con los visitantes. La obra plasma el momento en que el animal busca el sol y se queda estático, mostrando el pliegue debajo de su garganta. Esta figura se ubica en la avenida Las Monjas mide 10 metros de altura y está recubierta de miles de piezas de cerámica.

Monumento a la Iguana.

Monumento al mono machín.
También encontramos la escultura del Mono Machín, esta se realizó en referencia al animal endémico que se encuentra en peligro de extinción. Se caracteriza por su curiosidad, inteligencia y agilidad, por eso en la escultura se lo observa como si estuviera trepando entre las hojas y ramas de un árbol. El propósito principal de esta escultura es fortalecer entre los habitantes de Guayaquil la conciencia ambiental, para que se valore y se respeten la fauna y flora esencial de esta urbe. Se ubica en la avenida Juan Javier Marcos a la entrada del túnel del cerro del Carmen y mide 15 metros de altura. Se compone de 110 mil piezas de cerámica. Su posición inclinada y su mano se encuentra en símbolo de reverencia para dar la bienvenida a los conductores que ingresan hacia el centro de la ciudad.
Estas 3 esculturas fueron realizadas por el artista Juan Sánchez de 53 años de edad, nacido en la provincia de Imbabura. Su trabajo se ha destacado por haber podido plasmar con gran belleza estos iconos de la ciudad que representan un orgullo para cada Guayaquileño que las observa en su diario transitar. Lo más importante es destacar que esta trilogía animal busca la conservación de estas especies que son propias de la ciudad de Guayaquil.
Reunimos nuestras mejores fotos de este sitio en Flickr. Si te gustan, compártelas y si te gustan mucho, ¡suscríbete! 🙂
Otro punto destacable, es Metrovía, un sistema de transporte público masivo, que fue inaugurado en 2.006 y moviliza miles de pasajeros. Tiene una bonita estación en la ciudad.

Terminal de buses en Guayaquil.
Y hablando de transporte, el aeropuerto internacional José Joaquín Olmedo, en honor al poeta y prócer Guayaquileño, primer alcalde de la ciudad de Guayaquil. En el año 2.011 fue elegida por el Consejo Internacional de Aeropuertos, como el “mejor aeropuerto del mundo por tamaño”, de 2 a 5 millones de personas. También fue seleccionado como el mejor aeropuerto de Latinoamérica y el Caribe en 2.013 y 2015. Ya comentaremos en nuestra salida hacia Galápagos.
Nos sorprendió que esta ciudad tan grande, no tenga restricción vehicular. Al fin, un alcalde entendió que la solución es haciendo vías y mejorando la movilidad. Caso contrario, es favorecer a los vendedores de automóviles. Por eso, un símbolo actual es el puente de la unidad nacional.

Puente de la unidad nacional, vista desde el helicóptero.
Actualmente están en construcción otros puentes y tiene una buena red vial, aunque al final de cuentas, siempre habrá congestión.
En fin, aprendimos a querer a esta gran ciudad y aplaudimos su constante renovación y las mejoras que implementa cada día para sus habitantes y visitantes. Sin duda ninguna, un destino imperdible en el Ecuador.
Para cerrar con broche de oro, cenamos en La casa de Julián, en el centro histórico, con toda la familia Vanoni Viteri, celebrando el cumpleaños de Juan Carlos. Gracias de nuevo por tantas atenciones, cariño y especialmente, por la forma en que nos hicieron parte de su bonita familia.
Y nuestro siguiente paso, será disfrutar el paraíso de galápagos por una semana, que será nuestra próxima entrada. Hasta pronto!!!
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