108. Huimos hacia Argentina: no soportamos más el viento helado de Uruguay.
Cuando salimos de Cabo Polonio, deseábamos un día soleado y sin viento. Pero una cosa es el deseos y otra lo que encontramos: asfalto con hielo y mucho, mucho viento.

Y es que el tema del viento en “el paisito” hay que tomárselo seriamente. ¿Sabías que Uruguay es el mayor generador de energía eólica en todo el continente americano? También ocupa el tercer lugar en todo el mundo y ello debido a que los vientos soplan constantemente todo el año. Entendimos que no nos iban a dar tregua, ni que el frío se iba a calmar sin importar cuántas capas de abrigo lleváramos puestas. Si sumamos a lo anterior, que Uruguay era el país mas caro de recorrer, el costo/beneficio era realmente bajo. Así que luego de conversar acerca de este tema, decidimos emprender “la ruta de huída” hacia la vecina Argentina.

Incluimos los sitios que nos llamaron la atención y que vale la pena contar, según el orden de la ruta. Iniciamos en Barra del Chuy, un balneario de grandes playas a mar abierto con enormes dunas de arena.

La vecina ciudad fronteriza de Chuy, nació sobre la línea imaginaria que separa Uruguay de Brasil.

Nos resultó bastante simpático que sobre la avenida internacional esté una línea imaginaria que separa los dos países fronterizos, sin que pasar de un lado a otro, signifique realizar trámite alguno. Cualquiera puede circular libremente de un “país” al otro sin ninguna barrera mas allá del cambio de idioma y de moneda.

Encontramos una gran cantidad de comercios tanto a un lado como al otro y es muy frecuentado por los los uruguayos para acceder a los precios brasileños, mucho más bajos. Nos comimos un delicioso rodizio brasileño, aprovechando estas ventajas.

Otro punto que visitamos, fue el Fortín de San Miguel, una antigua construcción con mucha historia, que forma parte del Parque Nacional San Miguel.

El Museo de historia militar del Fuerte tenía uniformes y prendas militares, premios y condecoraciones, todo tipo de armamento, así como réplicas de utensilios y enseres del período colonial. Sobre las cuatro de la tarde, buscamos en iOverlander un sitio para hacer noche y encontramos un camping libre en los Treinta y Tres, al norte de este sitio.

Tomamos la ruta 14 que estaba en malas condiciones y empalmamos con la ruta 8 hasta llegar al parque Olimar que estaba a orillas del río del mismo nombre.

Aunque contaba con todos los servicios, no estaban habilitados. Igual nos estacionamos junto a una motorhome de un par de uruguayos que recorrían la zona. Conversamos un buen rato hasta que el frío nos obligó a meternos dentro de los sleeping bags y dormimos plácidamente a bordo de la negrita.

Al día siguiente llegamos a Melo, por una ruta que amenazaba destruirse y que nos obligó a transitar lentamente, aprovechando el bonito paisaje que había alrededor.

Nuestro objetivo era salir de Uruguay lo antes posible, pero nos ganaba el espíritu viajero, así que conocimos el centro histórico de Melo que recorrimos a pie. Conocimos la plaza Constitución, donde se halla un monumento al general José Gervasio Artigas y la iglesia catedral, fundada en 1876. La plaza Independencia, ubicada también en el centro de la ciudad, es el lugar elegido para la reunión de familiares y amigos durante el fin de semana.
Lo que sí no nos queríamos perder, era el sitio donde había nacido el famoso Carlos Gardel y para hacerlo, tomamos la ruta 26 con destino a Tacuarembó.

La ruta 26 fue una sucesión de baches, que unos tras otros nos condujeron hacia el centro de Tacuarembó.

Caminamos por su plaza “19 de abril”, una de las más antiguas, rodeada por edificios principales, como la Intendencia Municipal, la Jefatura de la Policía, y la Catedral de San Fructuoso y el teatro Escayola. En el centro de la plaza está el Monumento al Jefe de los orientales, don José Artigas.

Para visitar el sitio donde nació Gardel, manejamos hasta el Valle Edén a unos 23 kmts de Tacuarembó.

Esta zona tiene singulares puntos de atracciones turísticas, como el Cerro Cementerio, donde las tumbas ofrecen un curioso y extraño aspecto, está el puente colgante sobre el arroyo Jabonería y luego está el Museo Carlos Gardel, donde se exhiben numerosos documentos, que sustentan la versión de que allí nació el cantor Carlos Gardel.

El museo depende de la Intendencia de Tacuarembó y se localiza en una antigua pulpería de Valle Edén, donde Carlos Gardel habría actuado durante su temprana juventud.

En él se exhiben diversos documentos que fundamentan la versión de su origen tacuaremboense y su consecuente nacionalidad uruguaya. De acuerdo a estas fuentes, el cantor habría nacido en la estancia ‘Santa Blanca’, en la localidad de Valle Edén.

Pensábamos que iba a ser una visita corta, pero nos resultó muy entretenido conocer de primera mano la historia y sentir el orgullo que demuestran por ser la cuna de el ícono del tango.


No era un museo grande, pero nos tomó cerca de dos horas recorrerlo. Muy cerca de allí, estaba el camping libre El Mago Carlos Gardel, donde paramos para hacer el almuerzo. Al salir a la ruta, nuestra idea era llegar a Paysandú, pero cuando llegamos a la Constancia, había una ANCAP que tenía todos los servicios y buenas duchas, así que hicimos noche allí.

Nos levantamos, tomamos una agradable ducha y salimos a Paysandú, pero antes fuimos a conocer la colonia rusa San Javier, una recomendación de nuestra guía de papel, que decidimos no pasar por alto



Allí hace más de 100 años un grupo de 300 familias rusas llegaron y trabajaron la tierra, contagiando hábitos labriegos rusos en la región. Convirtieron el Girasol como ícono de esta migración marcando un hito productivo y ahora característico de la zona.

Está ubicado en la zona norte del Parque Nacional Esteros de Farrapos en el Departamento de Rio Negro.

Mas tarde llegamos a Paysandú, una de las ciudades más importantes del Uruguay. Es la capital del departamento del mismo nombre y es fronteriza con Colón en Argentina. Es conocida como La Heroíca.


Luego de tantos kilómetros logramos alejarnos del viento helado de la costa y para nuestra buena fortuna, salió el sol que nos alegró el día. Así que nos dedicamos a conocer esta ciudad, empezando en la avenida 18 de Julio donde está el famoso sitio La Medallita.

De visita obligada, para comer el postre Chaja, uno de los postres más típicos y recomendados.

Nos encantó y se nos pareció al merengón, un postre que nos recordaba a nuestra querida Colombia. Fue declarado bien cultural de valor patrimonial gastronómico. Decir Chaja es decir Paysandú.

La Basílica de Nuestra Señora del Rosario y San Benito de Palermo, es un bonito edificio cuya historia inicia en el siglo XVIII. Tiene una bella arquitectura exterior y en el interior, guarda un órgano alemán, marca Walcker.


Se ubica frente a la plaza principal llamada Constitución, en pleno centro de la ciudad. Recorrimos la costanera que recorre las riberas del río Uruguay.

Luego de darnos una buena idea de esta ciudad, tomamos rumbo hacia el puente internacional para entrar de nuevo en Argentina y comenzar nuevas rutas, alejados del frío y con una moneda que ofrecía un tipo de cambio mucho más amigable con nuestros bolsillos.

Agradecemos a cada persona que se nos cruzó en el camino y nos demostró con creces, que aquí en Uruguay, la gente es cálida, educada y servicial. No es difícil llegar a querer estas tierras donde nos sentimos como en casa y a la que esperamos volver en algún verano para borrar este permanente recuerdo de vientos helados que nos enseñaron a odiar el frío y el viento.
En nuestra próxima historia, iniciaremos rutas por la vecina provincia de Entre Ríos que sería el primer paso de nuestras rutas hasta Misiones, donde están las cataratas de Iguazú.
Te esperamos 🙂
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