43. La capital del valle sagrado: el ombligo del mundo.
Un destino imperdible, por supuesto es Machu Picchu. Lo estamos dejando para más adelante, de manera que podamos tener una mejor idea de su entorno en el valle sagrado, del cual ya conocimos Ollantaytambo. Pero las entradas hay que comprarlas con anticipación para evitar sorpresas. Así que preferimos no arriesgarnos e ir al Cusco, que es el único sitio para hacerlo en el valle sagrado. Desde Urubamba, son 53 kilómetros por una buena vía sin peajes.
Al llegar a Cusco, nos tocó sufrir la enorme congestión originada por una manifestación de los profesores. No había forma de avanzar, así que decidimos dejar a la negrita en un parqueadero y seguir a pie hasta las oficinas a comprar las entradas, por la que pagamos PEN 164,32 por los dos (precio para estudiantes), incluyendo la entrada a la montaña Machu Picchu, porque para Wayna Picchu, hay que hacerlo con varios días de anticipación. Esta oficina queda pasos arriba de la plaza Regocijo, en donde hicimos una cola de unos 20 minutos.
Aprovechamos para realizar el “free tour” de Cusco, la ciudad sagrada de los incas, un interesante recorrido a pie por los sitios claves, que demora alrededor de unas dos horas. Una ciudad muy mística, capital del Tahuantinsuyo, conocida como el ombligo del mundo por ser el centro político de los incas. Es la Capital Histórica del Perú, y desde aquí se puede apreciar la ingeniería con el uso de la piedra, y lugares del valle sagrado como Choquequirao, Sacsayhuaman, Qenko, Pisac, Tambomachay, Ollantaytambo y sobre todo Machu Picchu, joya arquitectónica construida con la sabiduría de los antiguos incas que sirvió como centro político, religioso y administrativo de la época.
La enorme catedral, está complementada por dos templos: el del triunfo al lado izquierdo y al derecho el templo de la sagrada familia. A un costado, está la iglesia de la compañía de Jesús, como siempre, muy bella y tan imponente o más, que la misma catedral.
Luego, visitamos el famoso muro inca, con la piedra de los doce ángulos y se puede apreciar la verdadera arquitectura inca. En verdad todas las piedras son como piezas de un puzzle perfecto, encajadas y sin ningún tipo de pegamento o argamasa. Esta forma es de almohadillado y existen ocho estilos de trabajo con la piedra, según la importancia y la época inca.

Siempre vamos a tener el recuerdo de la ayuda con las fotos. Les encanta dejar la huella digital de recuerdo….
Luego subimos la famosa cuesta de San Blas, que es el barrio bohemio de Cusco, con calles estrechas y empinadas. Es el barrio donde se encuentra la mayor concentración de artesanos. Caminamos por toda la calle Tandapata, e hicimos una parada en el mirador. Es interesante que las calles ahora se han vuelto a llamar por su nombre original en quechua y con su traducción al español, debido a que están recuperando sus orígenes ancestrales.
Luego a la plazoleta de San Cristobal, con la iglesia del mismo nombre y bajamos por la empinada calle Resbalosa, llena de escalones, para llegar de nuevo a la plaza de armas. Desde allí, se puede tener una buena panorámica de la ciudad.
Al final, conocimos el museo histórico regional casa del inca o museo Garcilaso, el mejor museo inca de la ciudad y nos impresionó el cuadro de la muerte por descuartizamiento de Tupac Amarú II en la plaza principal de Cusco. Además, se exhibe la historia de el inca Garcilaso. Una muy interesante visita.
También hay una original pintura de la última cena, donde Jesús y sus apóstoles, comen el popular Cuy o conejillo de indias. Un buen ejemplo antiguo de marketing personalizado, tan en boga en los últimos años.
Luego, visitamos el museo de arte contemporáneo, que realmente no ofrece mucho que ver, al menos en nuestro día de visita. La atención es especialmente mala y el interés de los funcionarios en el turismo es increíblemente nula.
Por nuestra cuenta, seguimos la visita hacia Coricancha o Qorikancha, centro religioso del Cusco. Era el lugar donde se rendía pleitesía al máximo dios inca, el Inti que significa sol. Qori traduce “oro trabajado” y Kancha “lugar cercado por muros”, lo cual significa “lugar cercado que contiene oro”, siendo más común, “patio dorado”.
Fue en en su momento, el templo mas rico del imperio y hoy representa uno de los ejemplos mas preciosos de la arquitectura inca, incluido un muro de contención, curvo de 6 metros de alto, perfectamente curvo, que rodea todo el lugar.
Cuenta Garcilaso que dentro de este templo se encontraban los cuerpos embalsamados de los hijos del Sol puestos por antigüedad en sillas y sobre tablas de oro, las paredes estaban cubiertas con planchas de oro, existiendo un disco representando la figura del Sol de una plancha de oro más gruesa que las otras planchas que cubrían el templo. Por el extremo occidental corresponde al actual tambor con vista a la Av. Sol; su extremo oriental llegaba hasta el actual atrio de la iglesia. El templo fue construido a mediados del siglo XV durante el reinado del décimo inca, Tupac Yupanqui. Ahora, conforma la base de la iglesia colonial y el priorato de Santo Domingo. Hay un museo de sitio, bajo la explanada que es de obligada visita.
Seguimos al monumento de Pachacutec que es una torre de 7 pisos donde enmarcaron toda la historia de este importante inca, que termina en un mirador.
Aunque algo alejado del centro histórico, es un interesante visita que disfrutamos y nos motivó a seguir en el conocimiento y estudio de la historia de nuestros antepasados incas. Todos los sitios mencionados, están incluidos en el boleto turístico, con excepción de la entrada a la iglesia de santo Domingo.
Visitamos los alrededores del Cusco, iniciando por Saqsayhuaman, una de los más imponentes complejos arquitectónicos, que por sus múltiples cualidades se considera que es uno de los mejores ejemplos de edificaciones antiguas.
La historia demuestra por su parte, que la ciudad del Cusco (Qosqo) tenía la forma de un puma y que la cabeza se encontraba en todo este complejo por lo que su nombre posiblemente sea una deformación de Saqsauma que deriva de “saqsa”: jaspeado (a), y “uma”: cabeza, significando “cabeza jaspeada”.
Es evidente pues, que Saqsaywaman tuvo una función preponderantemente religiosa, razón por la que fue bastante bien resguardada. Originalmente existieron tres “cercas”, baluartes o bastiones paralelos cuyas bases aún se aprecian hoy, es lo más espectacular que queda de aquella fabulosa construcción que según los cronistas no tenía parangón en el viejo mundo.
Son tres muros construidos en niveles diferentes en piedra calcárea de dimensiones descomunales; muros zigzagueantes que por su apariencia muchos aducen que representan los “dientes” de la cabeza de puma que representaba el complejo. Los bloques pétreos empleados en el primer muro o inferior son los de mayor volumen, existe uno que tiene una altura de 8.5 metros y pesa unas 190 toneladas métricas.

Saqsayhuaman: estas inmensas ruinas de importancia religiosa y militar son las más imponentes al rededor de Cusco.
Q’enqo es palabra Quechua que significa “laberinto”, “torcido” o “zig-zag”; probablemente éste sea uno de los 365 adoratorios que debieron existir en el valle. Destaca en el lugar la “plaza” o espacio abierto que muchos llaman “anfiteatro” que sirvió para llevar a cabo ceremonias diversas en presencia de sus ídolos y momias que ocupaban los 19 nichos trapezoidales que hoy se encuentran sólo hasta la mitad de su altura original.
Puca Pukara: que viene de dos vocablos quechuas puca(rojo) y pukara(Fortaleza) Fortaleza Roja, según la luz de el día la roca se torna rosada y se levanta impresionante sobre el valle de Cusco. Lo más probable es que fuera un refugio de cazadores, un puesto de vigilancia o parada de viajeros.
Tambomachay: fuentes de la eterna juventud, se trata de un baño ceremonial de piedra labrada que canaliza agua cristalina de un manantial a través de fuentes que siguen en uso se le conoce como el baño del inca. Originalmente fue un palacio de relajamiento y retiro espiritual exclusivo para los Incas.
Terminamos nuestro recorrido parando en el restaurante “el mirador de la ñusta” donde comimos un delicioso cerdo al palo. realmente especial. Recorrimos 291 kilómetros de ida y vuelta hasta Urubamba.
De nuevo en nuestra “sede” en Urubamba, afinamos los detalles para llegar a Machu Picchu, que será nuestra próxima crónica. Hasta la próxima.
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