31. Chachapoyas
Salimos desde Piura, tomando la IIRSA norte rumbo a Olmos. Atravezamos el desierto de Sechura, que es uno de las mas grandes del Perú, con unos 5.000 kmts. La vía está en bastante mal estado y hay que conducir con cuidado. Son kilómetros de paisaje árido y calor. La vía esta en pésimas condiciones y para nuestra fortuna, han removido los obstáculos que afectaban la vía. Nos llamó la atención la presencia de particulares usando prendas militares, solicitando ayuda para mantener la seguridad de la zona.Al llegar a Pedro Ruiz, cambia la vegetación, el clima y el paisaje es bastante más agradable. Finalmente, llegamos a Chachapoyas, capital del departamento de Amazonas, luego de recorrer 546 kilómetros en 9 horas. Pagamos cuatro peajes de PEN 6,60 cada uno y PEN 5 en el retén “militar”.
Fue fundada por don Alonso de Alvarado quien llegó en 1.535 a la tierra de los Chachapoyas y a principios de 1.536 fundó la ciudad de San Juan de la Frontera de los Chachapoyas en un lugar denominado Levanto. Sin embargo, la naciente villa tuvo que ser abandonada debido a que Alvarado y sus hombres fueron llamados por Pizarro a Lima al estallar la rebelión de Manco Inca. En 1.538 Alvarado retornó a la región y realizó la segunda fundación de Chachapoyas, esta vez en el actual lugar en razón de su mejor ubicación.
A Chachapoyas llegamos hacia las 4:30 de la tarde y nos alojamos en nuestro hotel, (teresita) justo sobre la calle Amazonas, que es peatonal y muy agradable. Salimos a recorrer su plaza de armas con su catedral basílica , su municipalidad y un comercio bastante movido, donde encontramos varias agencia de turismo. Toda la ciudad por decreto es pintada de blanco con café, es una ciudad colonial, con unos 40.000 habitantes, con un agradable clima de unos 16C. Cuenta con con universidades, museos y se puede apreciar casonas coloniales y republicanas que exhiben mas de 400 balcones.
Después de recorrer toda la ciudad fuimos a misa y luego a Ecotuors donde compramos nuestro paquete de excursiones para los siguientes días para visitar las cataratas de Gocta, Kuélap y Karajía. Luego de revisar, sale más económico ir en tour, pues es solo consumo combustible, era el 60% del valor. Y teníamos el almuerzo y el servicio de guianza. El costo fue de PEN 400 para los 3 días.
Cataratas de Gocta
Tomamos nuestra buseta (movilidad, según se acostumbra decir en Perú) que nos llevaría primero a Cocachimba. El viaje hasta allí, son como 45 minutos. Hay que pagar la entrada, incluida en el tour y realizar el registro. Si vas por tu propia cuenta, la entrada es PEN 10 p.p. llevar un guía PEN 40 y si quieres servicio de caballo, PEN 40. Y comenzamos la caminata en el kilometro cero. Llevamos nuestro morral de hidratación, bastones de trekking, snaks y ropa cómoda.
El camino es muy bueno, bien demarcado y con un paisaje muy agradable. En total, es una caminata de unas 2 horas y media, entre subidas y bajadas, aunque el tramo de ida, es bastante mas fácil.
Con cada metro recorrido, sentíamos casi esta llegando a esta maravilla natural, con sus dos caídas que suman 771 metros y es considerada entre las 3 mas altas del mundo y la segunda en América del Sur. Tiene 231 metros para la primera y 540 metros para la segunda, que era nuestro objetivo.
Y al llegar, el premio de disfrutar de este fenomenal paisaje. El sonido, el olor, el rocío del agua, fue la recompensa. Se divisa desde un sitio habilitado para el turismo, pero la principal atracción, es llegar hasta el lado de la cascada misma, donde la mojada es total, debido a los fuertes vientos y el rocío que produce.
El sonido en este sitio es intenso, como el frío que inicia con las primeras gotas, hasta quedar completamente empapados. Las fotos se dificultan porque la lente, igual se empapa, aunque alcanzamos a tomar algunas para el recuerdo. Genial visitar este sitio. Mucha gente lleva ponchos para evitar mojarse, pero nuestra recomendación es no hacerlo. Conectarse con la naturaleza y disfrutar al máximo.
Luego de disfrutar y recargar las energías, emprendimos el camino de regreso, bastante más duro. Al llegar al pueblo, tomamos nuestro almuerzo y descansamos un poco, antes de tomar de nuevo el camino de regreso. En un programa de un día completo, que recomendamos.
Kuélap
Está en el distrito de Tingo, provincia de Luya, Amazonas. La ruta hasta Tingo es angosta, pero en buenas condiciones, con un recorrido es aproximadamente de 1,5 horas, llegando a la estación del teleférico. Allí esperamos nuestro turno y a las 10 abordamos una buseta que después de 8 minutos, nos llevó hasta las cabinas. El recorrido tarda 20 minutos, observando un paisaje fuera bello: el cañón del río Tingo y el cerro La Barreta.
Al bajar, hay una zona muy agradable y organizada, donde está la sala de interpretación. Aquí recibimos una información previa acerca de la zona arqueológica monumental de Kuélap y su entorno. Esto contribuye a un mejor entendimiento de la cultura Chachapoyas. Recomendamos visitarla, algo que no toma mas de una media hora.
Desde allí se caminan 2 kilómetros por un sendero bien organizado, hasta llegar a la fortaleza, donde ese enorme conjunto arquitectónico de piedra, de grandes dimensiones, nos asombra y emociona. Y desde aquí, de la mano de nuestro guía, nuestras cámaras y la inacabable capacidad de asombro, nos dedicamos a recorrer una de las maravillas del Perú. Además de las lecturas, videos e información que habíamos preparado, estar aquí, en una civilización tan antigua, realmente nos da la mágica posibilidad, de vivir una experiencia excepcional. Es la mayor atracción en Chachapoyas. Hay abundante información en la web, para aquellos curiosos que quieran profundizar en su conocimiento. Nosotros daremos una breve descripción de su distribución e historia.
Kuélap, (el nuevo Machu Pichu) tiene más de 1.000 años de existencia. Es un centro místico amurallado de los antiguos Chachapoyas y en algunos puntos, alcanza los 30 metros de altura. Es una cultura pre-Inca. Desde su descubrimiento en 1.843 es el sitio más representativo de la civilización. Se estima que que fue construido y habitado entre 1.000 d.c. a 1.470 d.c. y se extendió por la región de Amazonas (Perú) y parte de las regiones de San Martín y la Libertad. Está a 3.000 metros sobre el nivel del mar sobre el cerro La Barreta y tiene alrededor de 6 hectáreas.



Su interior está dividido en dos grandes sectores: pueblo bajo pueblo alto, la mayoría de las viviendas y pueblo bajo: habitaciones de la aristocracia.

Los puntos mas destacados de la ciudadela, son: El Torreón, la construcción mas alta, a la que se le atribuye una función defensiva, con 7 metros de alta.
El Tintero, con su forma de cono invertido, se considera como una estructura ritual, que además sirvió de observatorio astronómico. La distribución interna, es una cámara en forma de botella, que según señalan los estudios, su verdadera función sería la de “chulpa” o mausoleo.
La siguiente es una recreación de como se podría haber visto la ciudadela, Realmente impresionante, verdad?


Es una agradable visita de unas 3 horas, en el que si dejamos volar nuestra imaginación, comprendemos la grandeza e inmenso esfuerzo de una cultura maravillosa e interesante. Es muy recomendable la visita. Si inviertes un día completo, no te vas a arrepentir.
Los Sarcófagos de Karajia y la caverna Quiocta.
Seguimos aprendiendo la cultura Chachapoyas y disfrutando de su gente buena y amable, además de unas deliciosas comidas. Viajamos alrededor de 1 hora y media hasta el poblado de Luya, partiendo desde nuestra base, la ciudad de Chachapoyas. Y 30 minutos más, hasta San Miguel de Cruzpata. Hay que caminar cerca de una hora, todo en bajada (como será la subida…)

“La momificación se hizo para personas y familias importantes, la mayoría de entierros eran básicamente los huesos, eso iba con el culto a los muertos, pensar que la vida continuaba. Llevaban el barro, llevaban el carrizo y lo único que llevaban listo era la cabeza momificada y la máscara ya elaborada”, según indica el guía oficial de turismo en Amazonas, Manuel Abanto.



Y bueno, estaba bien para el hambre, pero no para pedirlo de nuevo.

CAVERNA DE QIOCTA



Por eso, el uso de las botas es indispensable, porque además, te quedas ¨pegado¨ con frecuencia al fangoso piso.


Como no enamorarse de la vida.

